La pérdida del satélite español ‘Ingenio’ ha sido un auténtico varapalo para la ingeniería aeroespacial de nuestro país, ya que, en él, se habían depositado todas las esperanzas del futuro del sector en España de cara a los próximos años. Un fallo durante el proceso de lanzamiento del cohete Vega provocó la pérdida del aparato 8 minutos después de su despegue la madrugada de este martes, 17 de noviembre, y ahora el consorcio espacial ‘Arianespace’, que operaba el cohete, ha explicado en una rueda de prensa qué error se cometió.
Según apuntan los primeros datos de la empresa, se trataría de un error humano y no un fallo de diseño como se creía inicialmente. La misma ‘Airespace’ afirma que tuvo lugar un fallo de conexión de los cables en el sistema de control, cosa que habría provocado este error evitable por parte de la mano del hombre. En cualquier caso, se trata de los primeros datos de la investigación preliminar de la compañía, a la espera de obtener los resultados concluyentes.
El cohete había despegado a las 02:52h (hora española) de la madrugada de este martes desde el puerto espacial de Kuru, en la Guayana Francesa, en el marco de la coordinación interna de la Agencia Espacial Europea (ESA).El aparato transportaba al satélite español ‘Ingenio’, pero también al satélite francés ‘Taranis’. Ambos tenían que separarse del cohete una vez se encontraran en la órbita óptima, a unos 670 kilómetros de altura, pero tan solo 8 minutos después del lanzamiento, el aparato se ha desviado y se ha perdido toda comunicación con él.
Una gran oportunidad perdida
Este fracaso espacial es mucho más que esto, ya que toda la ingeniería aeroespacial española había apostado el futuro del sector en nuestro país en este satélite, que contaba con una tecnología excepcional y que tenía que servir para aportar información inasequible hasta ahora en España.
En concreto, ‘Ingenio’ tenía que llegar hoy al espacio y empezar a orbitar la Tierra a unos 670 kilómetros de altura, propiciando información del planeta como antes no se había conseguido desde nuestro país. Asimismo, el control los científicos españoles tenían que llevar el control de la misión los próximos años, tanto en comunicaciones como de procesamiento, cosa que habitualmente hace la ESA.
El satélite tenía la misión de tomar imágenes de cualquier punto de la Tierra cada tres días, cubriendo absolutamente todo el territorio español ocho veces al año a partir de una resolución nunca vista hasta ahora en nuestro país, cosa que haría con un instrumento óptico equipado con dos cámaras con un sistema de espejos que concentran la luz hasta componer una imagen de 60 kilómetros de lado. Una fotografía que contiene solo 2,5 metros por cada píxel, resolución extraordinariamente buena que ofrecería al detalle cada rincón de nuestro país.
Las imágenes de ‘Ingenio’, que ha costado cerca de 200 millones de euros de las arcas públicas, iban a servir para cartografía, agricultura, gestión de recursos naturales (tales como el nivel de los embalses), emergencias y seguridad (por ejemplo, alertar de incendios), indicar el nivel de nutrientes de un cultivo para saber cuánto fertilizante usar o detectar construcciones ilegales. Fuera de España, también iba a cartografiar zonas del planeta afectadas por desastres naturales.
Por su parte, el satélite francés ‘Taranis’ tenía el honor de ser el primer satélite en observar los fenómenos luminosos y electromagnéticos fruto de las tormentas eléctricas y descubiertos hace unas dos décadas. Un proyecto del Centro Nacional francés de Estudios Espaciales (NCES) y que tenía que durar un mínimo de dos años. Ambos satélites han quedado en nada tras el error humano cometido en el lanzamiento del cohete Vega.