Desconcierto entre los científicos españoles tras el fracaso del lanzamiento al espacio del satélite Ingenio. Según ha informado laAgencia Espacial Europea (ESA), el cohete Vega que transportaba el aparato se ha desviado unos ocho minutos después de su lanzamiento, llevado a cabo en el puerto espacial de Kuru, en la Guayana francesa. Un error que llegó tras el encendido del motor de la última etapa del cohete ha hecho que se desviara y se perdiera totalmente su señal y, consecuentemente, la esperada misión.
El lanzamiento se produjo a las 02:52h de la madrugada (hora española) y el cohete no solo transportaba a Ingenio, sino también al satélite espacial francés Taranis, que se tenían que separar del cohete a los 52 minutos y a la hora y 42 minutos después del lanzamiento, respectivamente, según los planes de ‘Arianespace’. En la transmisión en directo, los técnicos explicaron que aún faltan datos para confirmar qué error ha habido, cosa que seguramente se especificará en la rueda de prensa prevista para la tarde de este martes, 17 de noviembre.
En busca del error
La ESA ya ha empezado a analizar qué es lo que puede haber pasado para que el cohete finalmente se haya desviado de su trayectoria y se haya perdido la tan esperada misión de Ingenio. La rueda de prensa tendrá lugar esta tarde en el mismo centro espacial de Kuru, donde los técnicos aportarán más luz al desastre de las últimas horas.
Según los planes previstos, el satélite Ingenio tenía que situarse en una órbita heliosíncrona a una altitud de unos 670 kilómetros de la superficie terrestre, donde tenía que observar al detalle la Tierra. El cohete Vega es una obra de la ESA, conjuntamente con la Agencia Espacial Italiana (ASI), para poner en órbita satélites de este tipo. Su primer lanzamiento tuvo lugar el 13 de febrero de 2012 desde el mismo punto de la Guayana Francesa.
Adiós al gran proyecto espacial español
La pérdida de Ingenio ha sido un varapalo para la ingeniería aeroespacial española, que había impulsado con orgullo esta misión y era un gran proyecto de futuro, ya que se trataba del primer satélite de observación que, desde 670 kilómetros de altitud, tenía previsto observar nuestro planeta pasando por los dos polos.
Tenía la misión de tomar imágenes de cualquier punto de la Tierra cada tres días aproximadamente, cubriendo absolutamente todo el territorio español ocho veces al año a partir de una resolución nunca vista hasta ahora en nuestro país a partir de un instrumento óptico equipado con dos cámaras con un sistema de espejos que concentran la luz hasta componer una imagen de 60 kilómetros de lado. Una fotografía que contiene solo 2,5 metros por cada píxel, resolución extraordinariamente buena que ofrecería al detalle cada rincón de nuestro país.
Ingenio era, en definitiva, uno de los grandes hitos de la ingeniería aeroespacial española, que, además de liderar su construcción, iba a llevar el control de la misión los próximos años, cogiendo el mando de las comunicaciones y el procesamiento de todos los datos que tenía que proporcionar.
Las imágenes de Ingenio iban a servir para cartografía, agricultura, gestión de recursos naturales (tales como el nivel de los embalses), emergencias y seguridad (por ejemplo, alertar de incendios), indicar el nivel de nutrientes de un cultivo para saber cuánto fertilizante usar o detectar construcciones ilegales. Fuera de España, también iba a cartografiar zonas del planeta afectadas por desastres naturales.
El proyecto ha tenido un coste total de unos 200 millones de euros y ha sido liderado por el Ministerio de Ciencia e Innovacióna través del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI). La mayoría de la tecnología que lo componía (el 75%) había sido creada desde España.