Emma Martínez Gascón falleció a causa de una peritonitis no diagnosticada el lunes de la semana pasada de madrugada. La niña acudió hasta tres veces a un centro médico para tratar de averiguar qué le ocurría. En ninguno de los casos le diagnosticaron nada grave.
Siempre enviaban a la pequeña a casa sin realizarle ningún tipo de prueba. Emma llevaba una semana sufriendo diarrea, dolores abdominales, vómitos y fiebre.
En una cuarta ocasión, los padres llevaron a la niña de urgencias debido a que había desfallecido. Acudieron al centro de Urgencias de Viver, el más cercano a su localidad, en Jérica (Castellón). Una vez en el lugar, la niña entró en parada cardiorrespiratoria.
Allí lograron estabilizarla. Realizaron una llamada al SAMU y este se presentó en el lugar tras 12 minutos. Trasladaron a la niña en ambulancia y la llevaron al Hospital Clínico de Valencia, lugar donde iba a ser intervenida.
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Sin embargo, fue demasiado tarde, porque Emma volvió a entrar en parada respiratoria. Durante dos horas los médicos estuvieron tratando de reanimarla, pero no lo lograron.
Los padres pretenden recurrir a la Justicia si hace falta
Ahora, los padres, Ramón Martínez y Beatriz Gascón, se encuentran profundamente desolados y consternados. Están estudiando junto a varios abogados el caso y considerando recurrir a la Justicia.
Los padres reclaman que se aclare la injusticia que ha sucedido con su hija. “Hay que saber quién es responsable y quién no, si hay que implementar más protocolos o cambiar el existente. Es necesario ver qué pasa para que no vuelva a sucederle a ningún niño, para que ninguna familia sufra lo mismo que estamos padeciendo nosotros”, expresan.
Los padres quieren hacer visible la clara negligencia que se cometió con Emma. “Que en el Hospital de Sagunto no detecten lo que te pasa, cuando en la puerta de al lado tienes un ecógrafo y te pueden hacer un análisis de sangre…”, expresa el padre.
“¿Eso va a ser de la regla o una gastroenteritis? No, por Dios. Descarta primero lo más peligroso”, cuenta con desesperación.
Los progenitores declaran que “se ha cometido un fallo, dos. Hay una persona o dos o tres negligentes. Tendrá que ser la Justicia quien decida qué ha pasado”.
“Si hay que proceder a presentar una querella, una demanda, una denuncia o lo que sea oportuno, pues lo haremos”, sentencian. Apenas tienen fuerzas para luchar tras este trágico caso, pero los padres defienden que “hay que luchar por aclarar esto”.
La sucesión de los hechos
La tragedia de esta historia dio inicio el domingo 29 de enero, cuando se produjo la primera visita al centro médico de Viver. Allí el médico “le palpó un poco la tripa, le pinchó Primperan para que no vomitase y sugirió que pudiera ser algo ovárico o un virus”, declaran los padres. Tras eso, los enviaron a casa.
La niña empeoró y ni siquiera comía ni dormía. La segunda visita al médico se produjo el jueves de la siguiente semana.
En esta ocasión “el médico ni se levantó de la silla. Ni tocó a Emma. No le dio nada”, explicaba el padre.
“Al ver el historial le preguntó a mi esposa qué hacía allí y le dijo que ya le habían explicado que era un virus y podía durar ocho días. Yo estaba de viaje y, cuando volví, la niña estaba superdesmejorada”, expresa. Volvieron a mandar a la menor a casa.
El sábado de esa semana la niña había empeorado todavía más. Los padres la llevaron a Urgencias del Hospital de Sagunto. Tras tener 38,8 de fiebre y explicar su situación los médicos procedieron a hacerle a Emma un análisis de orina.
“Según la médico, parecía que todo estaba bien”, cuenta Ramón. Lo único que vieron ese día fue la lengua blanca, pensaron que podría tratarse de un hongo y le dieron un jarabe. Volvieron a enviar a la niña a casa.
La mañana siguiente fue el día crítico en el que Emma terminó falleciendo en el quirófano. Los médicos intentaron reanimarla mientras la intervinieron, con el objetivo de aliviar la presión de la zona. Sin embargo, nada pudieron hacer por la pequeña.