Yaqueline Alonzo Najarro tenía 31 años, era natural de Guatemala y jugaba en el equipo de fútbol de Dos Hermanas (Sevilla). El viernes, su maltratador la asesinó a puñaladas a pesar de que pesaba sobre él una orden de alejamiento. Algo falló en los protocolos de protección de esta víctima de violencia de género.
El asesino de Yaqueline es Julio, un colombiano de 47 sobre el cual pesaba una orden de alejamiento por tratos. Aun así vigilaba todos los movimientos de su expareja hasta que perpetró su sangrienta venganza. Se abalanzó sobre ella y le propinó tres puñaladas, una de ellas en el corazón.
Yaqueline es la víctima número 43 de la violencia de género en España en lo que va de año. El mismo viernes apareció muerta en el trasero de su casa en Lleida Irina Mihaela, una mujer de 34 años que llevaba días desaparecida. También detuvieron a su marido como presunto autor de la muerte.
El infierno de Yaqueline
Yaqueline llevaba tiempo viviendo en España pero no tenía a nadie, así que las chicas con las que jugaba a fútbol eran su familia. Jugaban juntas en el equipo de fútbol femenino de Dos Hermanas con la camiseta de Colombia. Ella era guatemalteca, pero sus compañeras la acogieron como una más.
El secreto estaba en su sonrisa, una alegría desbordante que conquistó el corazón del resto de las jugadoras. Ahora recuerdan hundidas cuando jugaba de portera y salía a carcajadas aunque le metieran goles. Ellas fueron las primeras que se percataron del infierno en el que vivía sumida Yaqueline.
Su entonces pareja, Julio, tenía unos celos compulsivos que le llevaban a ejercer un control enfermizo sobre ella. Le molestaba hasta que se riera de las bromas de los maridos de sus compañeras de equipo. Cuentan que un día la abofeteó a escondidas por reírse de la broma del hijo de una jugadora.
La acosaba con una orden de alejamiento
Yaqueline y Julio tenían tres hijos y ese fue el motivo por el que aguantó hasta que no pudo más. Finalmente se separó, lo denunció por malos tratos y él empezó a vivir en su coche a pesar de que tenía un piso de alquiler. Prefería dormir en su Mazda negro para vigilar los movimientos de su ex.
En septiembre un juzgado dictó una orden de alejamiento por malos tratos “de riesgo no apreciado”. Eso le permitió seguir viendo a sus hijos de 4, 8 y 10 años. Un castigo más para Yaqueline, que tenía que seguir viendo a su marido durante los cambios de turno de custodia de los niños.
Sus compañeras de equipos llamaron varias veces al 112 para denunciar el acoso al que era sometida por parte de su ex. No les hicieron caso, y el viernes se desencadenó la venganza que todas temían. Los hechos sucedieron en su pequeño piso de la urbanización Montequinto de Sevilla.
Sus últimas horas con vida
El lunes antes de los hechos, Julio puso a los niños en contra de su madre y esta estalló en llanto. Les dijo a sus amigas que se quería morir, llamaron a la policía pero dijeron que no podían hacer nada porque los niños eran menores. Fue el enésimo episodio de los crueles malos tratos hacia esta víctima.
El jueves por la tarde hablaron por última vez con ella, y al día siguiente ya no contestó a los mensajes. Poco después conocieron que Yaqueline estaba agonizando en el hospital con tres puñaladas en el estómago, las costillas y el corazón. Su maltratador la había apuñalado delante de los niños.
Las jugadores fueron al hospital para acompañar a Yaqueline en sus últimos momentos con vida. “Estaba sola”, relatan, “no tenía a nadie acá y fuimos a pasar sus últimas horas con ella. Ya sabíamos que iba a fallecer, entramos, la vimos y nos despedimos, tenía los ojitos cerrados”.
Maltratador de manual
Julio fue detenido y trasladado al hospital con heridas superficiales de arma blanca que él mismo se hizo. Tras ser dado de alta pasó a disposición judicial por un presunto delito de asesinato con agravante de género. Han entrado en prisión provisional y le han quitado la patria potestad de los niños.
Este fin de semana, Dos Hermanas ha sido un clamor con concentraciones de rechazo por el asesinato de Yaqueline. Ahora sus compañeros del equipo de fútbol están reuniendo dinero para pagar su repatriación a Guatemala. Su madre vive en Guatemala, está enferma, y ni siquiera sabe que su hija ha muerto.
La cruel muerte de Yaqueline reproduce los patrones clásicos de los mecanismos de control y el maltrato psicológico de la violencia de género. Las víctimas tienen a su disposición el teléfono 016, que funciona las 24 horas del día en 52 idiomas. También el 091 y el 062 para casos de emergencia.
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