Nada volverá a ser igual en Íllora, la localidad granadina donde la madrugada del lunes mataron a un chico de 19 años en las fiestas del pueblo. La muerte de Juan, agredido por miembros de un conflictivo clan familiar, tiene al pueblo en pie de guerra. Piden al alcalde que eche a los asesinos.
Juan fue enterrado ayer en un multitudinario funeral en el que sus amigos llevaron el féretro a hombros por las calles. Fue despedido entre un dolor desgarrador y una indignación que, lejos de apagarse, va creciendo con el paso de las horas. “Son asesinos, que se vayan”, se escuchaba.
Todos coinciden en señalar la injusticia de la muerte de Juan, un niño bueno y ejemplar que nunca se metía en líos. Estudiante y deportista, era hijo de una conocida familia ya que su padre Andrés es miembro del Partido Popular (PP). Su muerte señala el comienzo de una nueva etapa en Íllora.
La muerte de Juan lo cambia todo
Hace tiempo que esta localidad arrastra graves problemas de convivencia por la presencia de un clan familiar muy problemático. La madrugada del lunes iban buscando a alguien, pero no lo encontraron y la emprendieron a golpes con Juan. Sin motivo alguno, solo porque se cruzó en su camino.
El joven salía de la caseta disco donde había estado bailando y pasándoselo en grande con su novia y sus amigos. Le dieron una paliza y lo mandaron al suelo, golpeándose la cabeza contra el bordillo. Consiguió andar unos metros antes de desvanecerse y perder la vida minutos después.
Ayer estaba previsto que tuviera lugar la procesión de las fiestas patronales por las calles del pueblo. En su lugar, seis chavales llevaron a hombros el féretro de su amigo muerto a los 19 años de la forma más absurda. “Que Juan sea el comienzo de una nueva forma de vivir en Íllora”, dijo el cura.
Piden al alcalde que los eche
Juan salió de la iglesia a hombros y su ataúd recorrió las calles del pueblo al grito de “Viva Juan”. Sus familiares desconsolados y sus amigos, aún en estado de shock, formaban la comitiva fúnebre teñida de negro. Acompañaron el cuerpo del joven hasta el cementerio, donde recibió sagrada sepultura.
Juan ya reposa en el camposanto mientras el pueblo trata a duras penas de recomponerse aún con la rabia en el cuerpo. Durante la despedida del joven se escucharon peticiones al alcalde al grito de “Antonio, échalos”. Los vecinos repetían como una rémora que “esto no tendría que haber pasado”.
El día anterior, la Guardia Civil tuvo que desplegar a los antidisturbios para evitar males mayores. Una concentración con miles de personas desembocó en conatos de violencia contra la casa de los asesinos. Las autoridades siguen velando porque todo se encauce por procedimientos legales.
Se entrega el autor de los hechos
Tras la muerte de Juan, el responsable de los hechos y otro agresor huyeron del lugar y se escondieron. Los vecinos identificaron a los culpables, pero durante varias horas estuvieron en paradero desconocido. La Guardia Civil los buscaba, pero con el paso de las horas la incertidumbre aumentaba.
Antes de la una del mediodía de ayer, un joven de 23 años y vecino del pueblo se entregó en el cuartel de la Guardia Civil de Granada. Había huido junto a su hermana y otros parientes, y se había refugiado en el municipio de Jaén. El presunto asesino de Juan ya está en custodia policial.
El joven está acusado de ser el presunto autor material de la muerte de Juan, y está a la espera de pasar a disposición judicial. Las autoridades han pedido tranquilidad a los vecinos del pueblo y que dejen trabajar a la policía y la justicia. El silencio reina hoy en Íllora, un pueblo marcado por la tragedia.
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