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Montaje con foto de la fallecida

Adiós a Magdalena, la niña de 17 años que luchó hasta el final: 'eres ejemplo'

Sus compañeros del Colegio San Agustín de Ceuta se han despedido con lágrimas en los ojos

La muerte es siempre un duro trance, pero si además se lleva una vida con tan solo 17 años resulta aún más doloroso. El Colegio San Agustín de Ceuta está viviendo horas aciagas tras perder a una de sus alumnas más queridas. Magdalena ha muerto prematuramente, víctima de una dura enfermedad.

Magda, como la conocían todos sus amigos, dio todo un ejemplo de lucha y vitalidad ante la adversidad. El propio centro anunció la muerte de la joven con un emotivo mensaje. “Se ha ido tranquila, la alegría y la fuerza personificada, luchadora hasta el último segundo, no te olvidaremos jamás”. 

La muerte de Magda ha dejado conmocionada a toda la sociedad ceutí, ya que era hija de una conocida familia. Su padre Enrique es el presidente del Colegio de Médicos de Ceuta. En las últimas horas se celebró un emocionante acto de homenaje en el colegio donde Magda dejó su impronta.

Adiós a la alumna que fue todo un ejemplo

El jueves de la semana pasada se conoció la muerte de Magdalena, la alumna de 17 años que luchaba contra una enfermedad. Han sido días muy duros para la comunidad educativa del centro donde estudiaba. Ayer, sus compañeros le dieron el último adiós en un homenaje en las instalaciones del colegio.

Foto de Magdalena
Magdalena ha fallecido con tan solo 17 años | España Diario

Este miércoles ha tenido lugar el homenaje en forma de eucaristía en el patio central del colegio agustiniano. Familiares y amigos, personal y alumnos del centro escolar, se han dado cita en el emotivo acto de recuerdo. Magdalena pasó gran parte de su vida en este colegio y fue parte importante.

El acto estuvo presidido por el presidente de la ciudad autónoma de Ceuta, Juan Vivas. El presidente ha mostrado su apoyo a la comunidad educativa del centro en estos momentos tan duros que están viviendo. Lo ha hecho en compañía de algunos de sus consejeros, en representación de la ciudad.

Acto lleno de emoción

Magdalena ha dejado un recuerdo imborrable en la comunidad educativa del San Agustín, y se demostró en el acto de homenaje. La ceremonia estuvo presidida por el director del colegio, el Padre David. Fue él mismo quien ofició la misa de recuerdo junto a otros cinco sacerdotes.

El Colegio San Agustín homenajea el “ejemplo” de Magdalena Roviralta

El acto estuvo marcado por la emoción y la tristeza, pero también con la esperanza del mensaje critiano de que la joven se encuentra ya en el cielo. El patio se llenó de centenares de alumnos. Los más afectados eran los compañeros de Magda, que estaba estudiando segundo de Bachillerato.

Los padres de la fallecida también estuvieron presentes en el acto, apoyados por padres y madres de otros alumnos. Sus mejores amigas y sus primas recordaron a esta alumna “muy querida” que fue “un ejemplo de vida”. Todos se conjuraron para mantener siempre vivo el recuerdo de la esta joven. 

Palabras de sus compañeros

El Padre David puso énfasis en la forma como la joven de tan solo 17 años “cargó con la cruz de su enfermedad”. Lo hizo sin perder nunca la sonrisa ni la felicidad, lo cual la convierte en “un ejemplo” de lucha. “A veces nos quejamos por vicio, tenemos todo y nos parece poco”, advirtió.

Por eso el sacerdote invitó a todos los presentes a “valorar las cosas y a las personas con las que compartimos el día para querernos y ayudarnos cada vez más”. Este es el precioso legado de Magda. Levantarse para seguir caminando es el motivo de inspiración para superar la rabia y la tristeza por la muerte de Magdalena.

“Que nos contagie desde el cielo”, pidieron los alumnos antes de rezar una oración por el alma de su compañera. Lo hicieron con la seguridad de que ella “iluminará y protegerá desde el cielo a cuantos la conocieron”. Esperan que les dé “las fuerzas necesarias para recuperar las ganas de vivir”.

El acto de recuerdo acabó con la liberación de decenas de globos rojos y blancos, símbolo de pasión y pureza. Fue el broche de oro de un acto de celebración y alegría como ella hubiera querido. La celebración del recuerdo de una persona a la que han perdido pero que siempre estará con ellos.