Marina, de solo 18 años de edad, vivía junto a su novia en Motril, un municipio situado en la provincia de Granada. Allí compartían una casa, cuando el 12 de abril de 2021 su pareja decidió acabar con su vida.
Ahora, después de casi dos años, ha empezado el juicio sobre el caso. Ha dado comienzo este lunes 13 de febrero y cuenta con jurado popular.
Tanto familiares como allegados y amigos se han reunido todos a las puertas de los juzgados de La Caleta, en Granada. Todos con camisetas con la cara de la víctima.
Momentos de tensión a la llegada de la acusada a los juzgados
Los allí presentes recibieron a la acusada entre gritos, llamándola asesina. Golpearon también al furgón policial. Se vivieron claros momentos de tensión a su llegada.
Alrededor había organizado un gran despliegue policial, el cual ha evitado que se produjeran enfrentamientos. Yasmina, la autora del crimen, se enfrenta a un total de 17 años de prisión.
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El fiscal decreta que durante el ataque la acusada aumentó el sufrimiento de Marina “inhumanamente y de forma deliberada”. Además añade que lo hizo “causándole padecimientos innecesarios para el fin que se había propuesto”.
Los familiares, por su parte, exigen justicia y piden para ella la máxima condena contemplada en el Código Penal español, la prisión permanente revisable. Han reclamado esta petición instantes antes de que diera comienzo el juicio. Este tiene lugar en la Audiencia de Granada.
La madre de la asesinada ha comparecido en los medios y ha explicado que la relación entre ambas chicas siempre fue desde el comienzo muy complicada. La mujer confía en que la sentencia impuesta a la culpable refleje la “alta vulnerabilidad” de su hija Marina.
La familia pide para la culpable la prisión permanente revisable
“Hacía con ella todo lo que quería, ha sido muy mala para ella”, ha sentenciado la madre. La familia de la víctima pide la prisión permanente revisable. La acusación particular de la familia está representada por el letrado Jesús Huertas.
Los familiares defienden que el asesinato se produjo cuando Marina le dijo a su pareja, de unos 36 años, que quería poner fin a la relación. Además, explican que Marina llegó a contar a su círculo cercano que Yasmina la trataba mal, tanto física como psicológicamente.
La víctima contó que sufría vejaciones, pero que vivía con miedo, ya que su pareja había amenazado con hacerle daño a su familia e incendiar la casa con ellos dentro. Marina nunca llegó a interponer ninguna denuncia a causa de las posibles represalias.
La asesina le ocasionó a Marina un total de 24 heridas producidas por arma blanca. Además, también le provocó hasta una veintena de lesiones por golpes. Posterior al crimen, la acusada trató de simular una fuga voluntaria.
Yasmina trató de encubrir el crimen y pidió ayuda a un amigo
La chica tapó el cuerpo de la que era su novia. Después decidió ducharse y cambiarse de ropa. Más tarde, sobre las 17:00 de la tarde, la acusada limpió la casa con agua y lejía para deshacerse de cualquier prueba sobre el asesinato.
Por último, se desplazó hasta el puerto de la localidad de Motril. Allí buscó a un amigo al cual le confesó el crimen y le pidió ayuda para enterrar el cadáver de Marina.
La acusada contactó con un amigo que tiene un 53% de discapacidad por un retraso mental. El chico accedió a ayudarla y la acompañó hasta el domicilio de la pareja.
Un día después, tras tratar de encontrar un lugar donde enterrar el cadáver, la chica se entregó y confesó el crimen que había cometido. El amigo que colaboró con la acusada a encubrir el asesinato se enfrenta también a 15 meses de prisión.