No se sabe nada sobre Joel Fernández Viñán desde el 29 de enero de 2022. Esa noche el joven desapareció en Vigo sin dejar ningún rastro. Antes de marcharse dejó una nota de despedida para su familia.
Todo parecía indicar que se había marchado de forma voluntaria, aunque parecía ser un suicidio. El chico, de 22 años, solo se había llevado consigo una mochila y su skate. No llevaba dinero, ni tampoco documentación.
Su familia, asustada por lo que Joel pudiese hacer, salieron de inmediato a buscarle en todos los lugares que solía frecuentar. El chico había conseguido superar una depresión pero "ese día estaba raro". A pesar de desconocer su paradero, una señal ha vuelto a dar esperanzas en su familia; su móvil se ha vuelto a encender.
Inesperada desaparición
La noche del sábado, 29 de enero, se convirtió en un enigma para los padres de Joel Fernández Viñán. Ese día, según informa Libertad Digital, el joven había estado en casa con su familia hasta las 16:00 de la tarde. Después, salió de compras a buscar unos nuevos pantalones.
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Volvió al domicilio con las manos vacías tras no encontrar ninguna prenda que le convenciese. Poco después, unos amigos le llamaron para ir a practicar con el skate a un nuevo centro comercial. Joel aceptó y se marchó a dar una vuelta.
Al regresar, según señala su padre a Libertad Digital, "estaba medio raro, entró en la habitación directamente y se encerró". Su comportamiento generó preocupación en la familia y el hombre decidió entrar para hablar con su hijo.
En esa conversación, el joven no estaba receptivo y, según ha explicado el progenitor, se marchó para dejarle su espacio. "Pensaba que estaba agobiado". Mientras le daba tiempo para estar tranquilo decidió ducharse, momento en el que Joel aprovechó para marcharse.
Su familia, sorprendida, se percataron de la nota que les había dejado: "Gracias por todo lo que me han dado". En ese momento, salieron a buscarle de inmediato, aunque "pensando en que lo encontraríamos muerto". Sus padres avisaron a sus amigos para que se unieran a la búsqueda.
Tras varias horas de investigación, y sin noticias del joven, su padre se dispuso a poner la denuncia. Durante los siguientes meses, la búsqueda no cesó. Familiares y amigos hacían batidas por naves, fábricas abandonadas, albergues o lugares frecuentados por el desaparecido.
Pero no lograron ninguna pesquisa que pudiera ayudar en su localización. Su móvil había dejado de emitir señal en una zona, a escasos diez minutos de su casa. Joel Fernández Viñán no había contactado con nadie.
Una pequeña señal
Sin embargo, dos meses después un vestigio volvió a ilusionar a sus allegados. El 9 de marzo de 2022, su móvil volvió a encenderse para conectarse a una red social. Tan solo fue un instante pero bastante para localizarlo.
La señal se registró en Tomiño, un municipio perteneciente a la provincia de Pontevedra. Esta ubicación se situaba a 40 kilómetros de su domicilio. Pero por el momento se desconoce si fue él o alguien que tuviese el teléfono en su poder, ya que allí no encontraron ningún rastro.
A pesar de las escasas pistas sobre el joven su familia no descansa. Y aunque tienen varias hipótesis sobre dónde puede encontrarse, ninguna se sostiene. Joel era un amante de Portugal y según relata su padre le encanta viajar, pero la búsqueda en el país vecino no dio resultado.
Otra de las hipótesis que ha barajado la familia es que el joven haya decidido comenzar una nueva vida en su país de origen, Ecuador. Algo que sus padres descartan ya que sería muy difícil el viaje sin documentación. Aun así, la búsqueda sigue en marcha para poder encontrar cualquier mínima prueba que les ayude a estar cada vez más cerca de Joel.