Jorge Ignacio Palma, el presunto asesino de Marta Calvo, ha roto su silencio en el juicio que tiene lugar en la Audiencia de Valencia. Está acusado de la muerte de tres mujeres y otros intentos fallidos. Hasta ahora habían declarado las víctimas supervivientes, y ahora llegaba el turno del acusado.
Jorge Ignacio solo respondió a las preguntas de su abogada y se ha negado a atender a las acusaciones. Pero ha tenido que escuchar la carta que él mismo escribió tras entregarse a la Guardia Civil en 2019. Una misiva que hasta ahora no había visto la luz, y que resulta de lo más surrealista.
Todas las víctimas han confirmado el modus operandi del acusado, que introducía cocaína por la vagina hasta provocar una sobredosis. La otra incógnita del juicio será saber dónde está el cuerpo de Marta Calvo. Los expertos ven imposible que la descuartizara y un testigo asegura que sabía dónde esconderla.
La carta de Juan Ignacio Palma
Juan Ignacio Palma ya llevaba un reguero de víctimas cuando conoció a Marta Calvo por internet y la citó en su casa. Marta envió la ubicación del domicilio a su madre antes de desaparecer. Esto permitió cazar a uno de los asesinos más despiadados de los últimos tiempos en España.
Tras entregarse a la Guardia Civil en noviembre de 2019, escribió una carta que se ha leído de forma inédita en el juicio. “Soy Jorge y esto es un accidente”, empieza diciendo, “nunca me imaginé que mi vida terminaría de esta forma”. A partir de ahí, toda la carta parece dirigida a defender su inocencia.
La escribió 21 días antes de entregarse a la policía. Y aunque en ese momento solo era sospechoso de la desaparición de Marta, en el texto hace referencia a varias mujeres. La investigación confirmó que efectivamente era el autor de varios homicidios consumados y en grado de tentativa.
La confesión del crimen de Marta
“En la madrugada del 7 de noviembre contraté el servicio de una joven y me caía muy bien”, explica en la carta. “Respeto y amo a las mujeres” escribe sin ningún tipo de pudor. “Esa noche fuimos a mi casa y estuvimos unas cuantas horas de fiesta, me dijo que no se sentía bien y paramos”, prosigue.
“Cuando me desperté me di cuenta de que ella había fallecido, me dejé llevar por el pánico y no supe qué hacer más que querer morir junto a ella”. Asegura que quiso deshacerse del cuerpo de la chica pero no sabía cómo. Que compró una sierra, descuartizó el cuerpo y lo tiró en bolsas a los contenedores.
“Escribe esto para dejar pruebas de que mi madre no tuvo nada que ver ni supo de esto tan terrible que ocurrió”, sigue explicando. Según afirma, su madre llegó el 8 de noviembre de Mallorca para celebrar su cumpleaños. “Y aunque me notó preocupado, nunca supo por qué”, asegura.
Dice escribir la carta porque “el miedo a morir en prisión” no le deja vivir, pero se reafirma en que todo lo que pasó fue “un accidente”. “Temo que me tomen por un monstruo asesino de mujeres. Por eso prefiero morir y enfrentarme a la justicia divina”, añade antes de pedir perdón a su madre y a la de Marta.
Se considera inocente
El acusado ha declarado por petición expresa, pero solo ha respondido a preguntas de su abogada. Ha aprovechado para negar los asesinatos ante el jurado y especificar que él no inventó el sexo con cocaína. “En un 40% de los servicios he hecho fiesta blanca, pero la descubrí a través de ellas.
Se refiere a las prostitutas con las que quedaba para presuntamente perpetrar su modus operandi. Se le relaciona con la muerte de otras dos mujeres a las que introdujo una gran cantidad de cocaína de gran pureza por la vagina. Arliene Ramos tenía 32 años, y Lady Marcela 26.
Los expertos le describen como un asesino frío y despiadado que disfrutaba observando la agonía de sus víctimas. La Fiscalía reclama para él 130 años de cárcel por 11 delitos de abuso sexual (tres con homicidio y siete en tentativa). La defensa le considera inocente y reclama su absolución.
Jorge Ignacio ha roto el silencio
De su propia voz, Jorge Ignacio se ha dirigido a su abogada para reivindicar su inocencia. “No maté ni tuve intención”, ha dicho, “no quise causar daño o agravio ni a las chicas que han fallecido ni las que han venido a denunciar”. Reconoce haber descuartizado a Marta, pero dice que no la mató.
Ha reconocido que contrataba servicios con prostitutas y ha puntualizado que siempre daba su nombre real. También ha afirmado que se entregó para no acabar sucumbiendo a la tentación de suicidarse. Y ha pedido compasión “porque llevo dos años y medio así y yo también soy un ser humano”.
Los policías han desmontado su versión al afirmar que es imposible que descuartizara el cuerpo. “Siempre queda algún resto, es imposible limpiarlo todo y el olor hubiese sido captado por los perros”, dicen. En su casa no encontraron ningún resto, lo cual llevó a pensar que enterró el cuerpo en algún sitio.