Un equipo de científicos se ha tropezado con las raíces fósiles de unos árboles que resultan ser los restos de madera más antiguos que se tiene constancia. En una cantera de arenisca en el pueblo de Cairo, en el estado de Nueva York, han descubierto el bosque fosilizado más antiguo del mundo, que data de hace 386 millones de años.
La revista ‘Current Biology’ anuncia este hallazgo e informa que una amplia red de árboles se habría extendido desde Nueva York hasta Pensilvania hace tantos centenares de millones de años, a 40 kilómetros del yacimiento que se consideraba más antiguo, en el pueblo de Gilboa. Sus responsables señalaban este jueves que «este descubrimiento arroja nueva luz sobre la evolución de los árboles y el papel transformador que desempeñaron en la configuración del mundo en el que vivimos hoy».
Científicos de la de las universidades de Cardiff y Binghamton (EE.UU.) y del Museo Estatal de Nueva York cartografiaron una extensión de 3.000 m2 del bosque en una cantera abandonada. En aquel bosque había, al menos, dos tipos de árboles, cladoxilópsidos, predecesores de los actuales helechos de troncos altos coronados con un penacho de ramas, y arqueópteros, de tronco leñoso. Además, descubrieron un ejemplar de un tercer tipo de árbol que no ha sido identificado, pero que podría haber sido licópodo, explican.
Asombrosa red de raíces
Los científicos también encontraron una gran y «espectacular» red de raíces, algunas de más de 11 metros de largo, que pertenecían a los arqueópteros. El bosque habría desaparecido por una inundación, según los expertos, que se basan en la gran cantidad de fósiles de peces que eran visibles en la superficie de la cantera.
Consideran que el bosque de El Cairo es más antiguo que el de Gilboa porque los fósiles están más abajo en la secuencia de rocas que se dan en el entorno montañoso de Catskill. El doctor Chris Berry, de la Universidad de Cardiff, señala que para «entender realmente cómo los árboles comenzaron a extraer dióxido de carbono de la atmósfera tenemos que entender la ecología y los hábitats de los primeros bosques y sus sistemas de raíces».
Para el experto este «notable hallazgo» permite «pasar de las generalidades de la importancia de las grandes plantas que crecen en los bosques a lo específico: qué plantas, en qué hábitats y qué tipos de ecología estaban impulsando el proceso de cambio global».