Han pasado veinte días de la desaparición de Sandra Bermejo y su paradero sigue siendo un gran misterio. Aunque al principio creían que podría haber sufrido una caída accidental por el acantilado, la investigación ha sufrido un giro. Una pista crucial ha revelado algo que podría resolver el caso.
Sandra Bermejo es una psicóloga madrileña de 32 años que hace dos se trasladó a Gijón por trabajo. En Asturias tenía una vida social activa, estaba satisfecha con su trabajo y tenía citas importantes en la agenda. Por eso desde el principio su entorno desconfió de un suicidio o una desaparición voluntaria.
Sandra desapareció la tarde del 8 de noviembre en el acantilado del Cabo de Peñas, en Asturias. Encontraron su coche abandonado en el aparcamiento, y los investigadores creen que podría haber sido secuestrada. Joaquín Amills, de SOS Desaparecidos, rompe el silencio sobre esta extraña desaparición.
Un detalle muy relevante
SOS Desaparecidos se ha volcado en el caso de Sandra desde el principio, y ahora su presidente ha roto el silencio. En una entrevista en El Cierre Digital, Amills habla de una pista que podría ser clave para resolver el caso. “Estamos ante una manipulación, retención o desaparición forzosa”, afirma.
Para Amills, “desde los primeros días descartamos el suicidio, y a medida que va pasando el tiempo creemos que la desaparición fue involuntaria”. Amills recuerda que veinte días después de la desaparición “no han encontrado ropa ni objetos”. Algo que descartaría la muerte en el acantilado.
“Hay un dato relevante, y es que Sandra se va al Cabo de Peñas y hay un avistamiento de ella por este camino a una hora determinada y en un punto concreto”. Amills asegura que recibieron la información de una fuente fiable. Y que inmediatamente trasladaron la información a la Policía Nacional.
Silencio en torno a la investigación
La información es muy relevante porque, en palabras del propio Joaquín Amills, “nos da una hora y un lugar”. Hace unos días, la propia entidad hizo un llamamiento para conseguir fotos y vídeos del 8 de noviembre en el Cabo de Peñas, entre las 13 y las 18 horas. Las imágenes podrían revelar algo determinante.
En paralelo, la policía sigue haciendo también su investigación y están revisando las placas de las matrículas de los coches aparcados allí aquella tarde. Amills ha pedido “que se abran nuevas vías de investigación”. Y ha exigido más comunicación de las autoridades con la familia, “que empaticen con su dolor”.
Hay que recordar que el juez de instrucción decretó el secreto de las actuaciones y todo se está llevando con mucha discreción. Esto redunda en el silencio de los investigadores hacia la familia. Aunque consideran que es por el bien de la investigación, Amills pide que haya un poco más de empatía.
Zona peligrosa y sin señalizar
La tarde del 8 de noviembre dos pacientes de Sandra cancelaron sus citas, y aprovechó el tiempo libre para ir al Cabo de Peñas. Se trata de una zona peligrosa y sin señalización, con acantilados de hasta 100 metros de altura. “Para andar con seguridad hay que conocer el camino, llevar el calzado adecuado”, ha dicho Amills.
Sandra conocía bien la zona porque era una amante de la naturaleza y ese era uno de sus parajes favoritos. Pero para Joaquín Amills “fue un error buscar en un acantilado”. Tras varios días de búsqueda por tierra, mar y aire en el acantilado, no han encontrado ni una sola pista sobre el paradero de la joven.
La última ubicación del teléfono móvil de Sandra la sitúa en la zona de La Gaviera del Cabo de Peñas. Concretamente a las 17:15 horas, en una tarde donde hacía mal tiempo y ya estaba empezando a oscurecer. Los perros marcaron dos ubicaciones, ambas cerca de donde aparcó su coche.
Tras prácticamente descartar la hipótesis de una caída accidental, la policía investiga ahora si Sandra pudo haber subido a algún coche. Esto significaría que hay terceras personas implicadas en la desaparición. Pero también abriría la posibilidad de que Sandra siguiera viva en un lugar indeterminado.