En África Ecuatorial existe un sapo que es increíblemente parecido a una venenosa serpiente y los biólogos están convencidos de que es una adaptación para evitar ser comido. El sapo gigante congoleño Sclerophrys Channingi imita en apariencia y comportamiento a la víbora del GabónBitis gabonica con el fin de escapar de sus depredadores, porque esta serpiente tiene los colmillos más largos del mundo y produce más veneno que cualquier otra de su clase.
El doctor Eli Greenbaum, de la Universidad de Texas en El Paso, ha estudiado las especies de la selva africana ecuatorial durante 10 años y conoce el sapo de primera mano. Explica en su investigación que «este es un ejemplo de mimetismo batesiano, donde una especie inofensiva evita a los depredadores fingiendo ser uno peligroso o tóxico».
Aunque para probar completamente su hipótesis, los investigadores tendrían que demostrar que los depredadores son engañados con éxito, lo cual es «muy difícil en la naturaleza» según Greenbaum, el científico comenta que, con base a muchas pruebas recogidas en su estudio, están seguros de que su hipótesis de mimetismo es muy factible.
¿Cómo adquirió esta habilidad el extraño sapo?
Utilizando especímenes vivos capturados en el medio silvestre y cautivos, así como también conservados en museos, descubrieron que el patrón de color y la forma del cuerpo del sapo es similar al de la cabeza de la víbora.
Lo más llamativo son dos manchas de color marrón oscuro y una franja también de color marrón oscuro que se extiende por la espalda del sapo, la forma triangular del cuerpo, una demarcación aguda entre la espalda y los flancos de color marrón oscuro, y la piel extraordinariamente lisa de la especie para un sapo. Como la serpiente a que es idéntica puede causar picaduras mortales, sus depredadores querrán evitar estos sapos para asegurarse de que no cometan un error letal.
Algunas imitaciones son exclusivamente visuales, pero el sapo gigante congoleño consigue silbar como la víbora, el sonido que hace la serpiente cuando se siente amenazada, para conseguir una suplantación de identidad perfecta. Se ha observador que el sapo también podría arquear su cuerpo como si fuera a atacar, imitando el movimiento que hace la víbora antes de golpear.
Las similitudes entre los dos son posibles porque las dos especies conviven en la selva congoleña desde hace 4 millones de años, un tiempo suficiente para evolucionar la técnica de mímica. «Muchos de estos depredadores usan la visión para encontrar a su presa, y debido a que la víbora es venenosa mortal, probablemente reconocen las marcas distintivas y contrastantes desde una distancia considerable y evitan el sapo debido a ellos, recibiendo un siseo amenazante si la apariencia no hace echarlos fuera», detallan expertos congoleños.
Otros ejemplos de mimetismo en el mundo animal
En el reino animal existen un gran número de especies que imitan aspecto y comportamiento de otros animales para no ser presa fácil. Una cuarta parte de más de 200 mariposas mimetizan con especies tóxicas. En los océanos hay peces que engañan a sus depredadores con evoluciones intimidatorias y muchas serpientes o lagartijas inofensivas imitan a las venenosas. Sin embargo, el estudio actual es el primero en identificar un anfibio que imita a una serpiente venenosa