La Policía Nacional ha detenido a tres menores de edad por la muerte de Jaime Guerrero, un chico de 15 años, en Madrid. El adolescente fue mortalmente apuñalado en la calle Atocha la noche del 5 de febrero. El caso estuvo vinculado desde el principio con la violencia juvenil en auge.
Los investigadores descubrieron que Jaime estaba relacionado con las bandas juveniles que circulan por Madrid. Pertenecía a los Trinitarios, una banda enfrentada a los Dominican Don’t Play (DDP). Los tres detenidos son miembros de este grupo y habrían actuado por una prueba de acceso.
Para acceder a estas bandas hay que realizar una prueba de acceso, que algunas veces conlleva tener que matar a alguien. Esta es la principal hipótesis de la policía, que ha podido identificar a algunos de los agresores. Lo han conseguido tras una compleja investigación de varios meses.
Una investigación muy complicada
La noche del 5 de febrero, Jaime fue abordado en la calle por un grupo de ocho jóvenes armados con machetes. El adolescente de 15 años murió la misma noche que otro joven pandillero en un ataque en Villaverde. Fue la culminación de una oleada de violencia entre las bandas juveniles.
El grupo de V de Homicidios de la Policía Judicial de Madrid se puso manos a la obra para resolver este caso. Contaban con las imágenes de las cámaras de seguridad y un sinfín de testigos. Además en el lugar de los hechos encontraron un arma blanca utilizada durante el ataque.
Tras varios meses de una investigación muy complicada, han conseguido identificar a tres de los presuntos autores del crimen. Durante este tiempo se han llevado a cabo operativos de localización y vigilancia de los menores. Finalmente se procedió a su detención y puesta a disposición judicial.
Arsenal de armas en casa
Tras la detención, los agentes registraron los domicilios de los sospechosos y requisaron diversas armas blancas. Encontraron también diferentes identificativos que vinculan a esos menores con los DDP. Los tres fueron arrestados y acusados de homicidio y pertenencia a organización criminal.
La Fiscalía de Menores solicitó para cada uno de ellos medidas cautelares de internamiento en régimen cerrado. Tras pasar a disposición judicial, dos ingresaron en un centro de menores mientras que el juez acordó la libertad de uno de ellos. La investigación sigue en marcha y no descartan más detenciones.
La principal hipótesis es que Jaime era miembro de los Trinitarios y estaba en el punto de mira de la banda rival, los DDP. Estos encargaron a los tres detenidos el asesinato de Jaime como prueba de acceso a la banda. Se trata de un sangriento ritual de iniciación para demostrar que pueden entrar en el grupo.
La doble vida de Jaime
El caso de Jaime fue paradigmático de la violencia de las bandas juveniles en Madrid. De hecho, a raíz de su muerte la delegación del Gobierno impulsó el plan de acción contra las bandas (Plan Antibandas). El perfil del quinceañero asesinado coincide con el de muchos otros jóvenes pandilleros.
Jaime se mostraba como un chico tímido y estudioso en casa, en el colegio y en sus otras actividades. Por ejemplo, en el equipo de fútbol del Móstoles donde jugaba, y donde dejó huella con un gran espíritu de compañerismo. Nadia hacía sospechar que por las noches, este joven se transformaba.
Durante la investigación, la policía rastreó sus redes sociales y encontró varias fotos y vídeos en los que mostraba lealtad hacia los Trinitarios. De hecho, la banda juvenil publicó un vídeo despidiéndose de él y prometiendo venganza. Estaba claro que Jaime pertenecía a este grupo violento.
El de Jaime no es un caso aislado, ya que muchos de estos adolescentes que entran en las bandas tienen un comportamiento ejemplar en casa. La discreción es una de sus bazas para desplegar su actividad en el seno de esas organizaciones. Su trágico final es una advertencia para todos esos jóvenes.