Molly Russell, la pequeña de tres hermanas, tenía 14 años y era una adolescente normal con mucho entusiasmo. Una noche acabó los deberes y preparó la mochila para ir a la escuela. Cuando a la mañana siguiente se levantaron, sus padres se dieron cuenta de que se había suicidado.
Antes de quitarse la vida, Molly dejó unas notas en las que explicaba a sus padres cómo se sentía. “Soy el problema de la vida de todos, los quiero a todos, sean fuertes, estoy orgullosa de ustedes”, escribió la adolescente. Su padre lo ha sacado a la luz para denunciar el caso.
Y es que antes de morir, la chica frecuentó una serie de páginas y redes sociales con contenido sobre depresión y autolesiones. Están convencidos de que Instagram ayudó a su hija a matarse. Un psiquiatra ha revisado el informe y asegura que no puede dormir tras leer los comentarios.
El horror en las redes sociales
La familia de Molly indagó en los perfiles de las redes sociales de su hija, y sacaron una conclusión. Internet y las redes sociales indujeron a la menor a cometer el suicidio .”Había cuentas de gente que estaba deprimida, que se autolesionaba o que planteaba el suicidio”, explica Ian Russell.
Según este padre, la mayoría de los contenidos eran positivos de personas que intentaban apoyarse entre ellas. “Pero otra parte es estremecedor, anima a autolesionarse y relaciona las autolesiones con el suicidio”, añade. Una investigación de la BBC encontró material con imágenes explícitas de los usuarios.
La investigación encontró contenido sensible y material lúgubre que incluye vídeos sobre suicidios. El padre de la víctima cuenta que “estos contenidos en Instagram son fatalistas, no dejan lugar a la esperanza. Es como decir únete al grupo, tú estás deprimido, yo también, somos muchos”.
Un psiquiatra no puede dormir
El psiquiatra infantil Navin Venugopal ha reconocido que tiene problemas para dormir tras haber revisado el informe de este caso. El doctor se sintió impactado al ver el contenido de las redes sociales que había visitado la chica antes de suicidarse. Desde entonces, esas imágenes no le dejan dormir.
Este psiquiatra declaró en el tribunal que el contenido que visitó Molly antes de quitarse la vida era “angustioso y muy perturbador”. “Durante algunas semanas hubo períodos en los que no podía dormir bien. Teniendo en cuenta que ella lo vio durante meses, solo puedo decir que estaba afectada”, aseguró.
Para este profesional, este contenido influenció directamente en la decisión de la chica. “Es especialmente sensible teniendo en cuenta que era una adolescente deprimida de 14 años. Ciertamente la afectaría y la haría sentir más desesperada”, afirmó este psiquiatra en la corte de Reino Unido.
Instagram y Pinterest, en el punto de mira
Los expertos aseguran que los algoritmos de Instagram ayudan a los usuarios a encontrar contenido relacionado. Al seguir una cuenta de este tipo, la red social sugiere más páginas del mismo estilo. Por eso exigen que la red social cambie sus algoritmos para impedir este tipo de casos.
Recuerdan que las leyes sobre suicidio son muy claras y que animar a alguiner a acabar con su vida es ilegal. Tanto en internet como en la vida real, cualquiera que sugiera a otro que debe acabar con su vida incurre en un delito. Es cómplice de su muerte y puede ser acusado de indagación.
Instagram se limitó a decir que “no permitimos contenido que promueva o idealice los trastornos alimenticios, las autolesiones o el suicidio”. Por su parte, Pinterest reconoció que en el momento de los hechos su contenido no estaba debidamente protegido. Lo más grave es que el caso de Molly puede no ser aislado.