“Cuando hablamos del impacto del cambio climático en el mundo, hablamos de seguridad: seguridad energética, seguridad económica, seguridad alimentaria, incluso seguridad física” - afirmó el nuevo zar del clima de Estados Unidos, John Kerry, durante su primera intervención internacional el pasado 19 de febrero en la Conferencia de Múnich de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN).
Kerry, que fue designado por el presidente electo Joe Biden como máximo responsable sobre el medioambiente en Estados Unidos, asume un puesto inédito y que nunca ha existido en la administración estadounidense. Un nombramiento que trata de enviar un mensaje claro a sus aliados: la lucha contra el cambio climático va en serio.
“En noviembre, cuando nos reunamos en Glasgow (Reino Unido) para la Conferencia de las Naciones Unidas (ONU) sobre el Clima (COP 26), creo que es nuestra última y mejor esperanza” para que el calentamiento de la tierra no aumente en más de 1,5 ºC hasta 2030 y fijar las bases para que el mundo no emita gases contaminantes en 2050.
Al tiempo que los líderes mundiales tratan de fijar una estrategia común, la cual se debatirá en la importante cita de Glasgow COP26, los ciudadanos reclaman medidas más contundentes a sus gobiernos conscientes de que, como afirma el zar del clima de Estados Unidos, "estamos ante nuestra última y mejor esperanza” para detener el calentamiento del planeta.
Nuestro estilo de vida actual tiene que cambiar
Si en la década de 1990 y 2000, los grandes avances en la descarbonización de la economía mundial y en la lucha contra los gases de efecto invernadero se han logrado gracias al abandono del carbón como principal fuente de energía fósil y la irrupción en el mercado de nuevas energías renovables, esta medida es todavía insuficiente. Para cumplir con los ambiciosos objetivos de los Acuerdos de París, el estilo de vida debe cambiar.
De nada sirven iniciativas como el Día de la Tierra, que se celebra el 22 de abril; el Día Mundial del Medio Ambiente del 5 de junio; el Día Mundial del Agua, el 22 de marzo; o el Día Mundial del Reciclaje, el 17 de mayo; si el resto del año se olvidan los pequeños gestos que pueden marcar la diferencia en casa o en el trabajo. Conscientes de este reto, naciones y empresas de todo el mundo participan en diferentes programas para tratar de aportar su granito de arena.
Por ejemplo, Reebok, que ya fabrica un modelo de zapatillas de tenis con materiales provenientes del algodón y el maíz. En el caso de PokerStars, que declaró el fin de los plásticos de un solo uso y de las máquinas expendedoras sin envases ecológicos en sus oficinas. También Ikea que con el lanzamiento de una línea de muebles del hogar centrada en el reciclaje y la eficiencia energética.
En esta carrera a contrarreloj contra el calentamiento global, lo más interesante para el planeta y también para los bolsillos son los consejos que la organización ecologista Greenpeace. Lleva recopilando durante años para transformar los hogares en un lugar más sostenible y de paso para ofrecer consejos para ahorrar dinero en la factura de la luz. Las lámparas y bombillas LED, por ejemplo, son más caras, pero reducen el consumo en hasta un 80% con respecto a la antigua iluminación incandescente.
Detalles casi imperceptibles que podemos tener en cuenta para no consumir energía
Otra buena opción es desenchufar las regletas y los cargadores del móvil conectados a la red (consumo fantasma), y nunca apagar la televisión con el mando, puesto que el modo stand-by o en espera sigue consumiendo energía. Esa luz roja casi imperceptible en el monitor aumenta el consumo de electricidad en hasta un 10%.
Los electrodomésticos, como cualquier producto tecnológico, han evolucionado en calidad y eficiencia energética. Cuando se tenga que cambiar la vieja lavadora o el lavavajillas, hay que asegurarse que la nueva esté homologada con una etiqueta de ahorro energético clase A. Por último, los consumidores disponen de algunas herramientas para conocer más detalles sobre la factura de luz.
El comparador de tarifas de la Comisión de los Mercados y la Competencia (CNMC), lanzado en 2011 y renovado a finales del año pasado, dispone de unas 800 ofertas de 80 comercializadoras distintas en función del código postal. Las compañías eléctricas ofrecen diferentes productos dependiendo de la localización geográfica y puede haber diferencias de hasta 400 euros anuales por hogar, según datos del Ministerio de Consumo.