Barcelona se ha convertido en una de las ciudades más inseguras de España con todo tipo de agresiones y robos a diario. El último, un apuñalamiento mortal ocurrido este domingo en L’Hospitalet de Llobregat. El atacante quiso robarle un patinete de 300 euros a la víctima y este se resistió.
El fallecido es Ángel Gabriel Molina, un chico de 37 y originario de Ecuador que se ganaba la vida como carnicero. Los Mossos d’Esquadra investigan el caso como un robo violento y buscan al agresor. El suceso no hace más que aumentar la sensación de inseguridad que se vive en la zona.
El diario El País ha desvelado la dura historia personal de la víctima y ha hablado con su familia. Han explicado cómo fueron las últimas horas con vida de Ángel Gabriel y como se desencadenó su muerte. El suceso ha dejado devastados a sus familiares y a toda la comunidad ecuatoriana.
La dura historia de Ángel Gabriel
Ángel Gabriel Rodríguez Molina, de 37 años, abandonó su país natal (Ecuador) hace veinte años para venir a España. Se instaló en L’Hospitalet de Llobregat y encadenó varios trabajos de carnicero. Sin embargo nunca consiguió estabilizarse y vivía gracias a una prestación social.
En España se enamoró de Ovaldina Bertran y tuvieron tres hijos, que ahora tienen 4, 5 y 15 años. La suya fue una historia de amor, pero también de supervivencia ya que apenas podían llegar a final de más. El pasado domingo llegó el colmo de la infortuna, con la muerte de Ángel Gabriel.
Pasaban unos minutos de la una del mediodía cuando un ladrón abordó al joven con la intención de robarle el patinete eléctrico. Él se resistió, y en la refriega recibió una puñalada en el pecho. El asesino consiguió llevarse el vehículo mientras la víctima se desangraba hasta la muerte.
Su hija se enteró por teléfono
Según cuentan sus familiares, aquella misma mañana la mujer de Ángel Gabriel acudió al mercado con su hermana Gabriela. Su hija mayor se quedó en casa cuidando de los dos pequeños y el padre se acercó al supermercado. Se desplazó con el patinete con el que solía moverse.
A la una y media, un amigo de Ángel Gabriel llamó al teléfono de casa y habló con la hija mayor. La adolescente recibió la noticia de que a su padre le había pasado algo muy grave y llamó inmediatamente a su madre. Luego se armó de valor y se dirigió hasta el lugar de los hechos.
Los agentes impidieron el paso a la menor para que no viera a su madre muerto en el suelo. El cadáver yacía junto a un teléfono celular, pero no había ni rastro del patinete ni del autor de la agresión. Los Mossos d’Esquadra investigan ahora lo ocurrido y tratan de localizar al ladrón y asesino.
Ya le había pasado una vez
Los testigos aseguran que el joven estaba sentado tomando una cerveza y mirando el móvil. Desde una ventana le avisaron de que le estaban robando el vehículo, y ni corto ni perezoso fue a por el ladrón. Fue entonces cuando lo apuñalaron, retrocedió y cayó al suelo herido de muerte.
La familia de Ángel Gabriel se encuentra devastada y lamentan haber perdido a su familiar por un patinete de 300 euros. También lanzan una advertencia, y es que “si lo han hecho por un triste patinete pueden volver a matar por cualquier cosa”. Por eso confían en que el caso se resuelva pronto.
No era la primera vez que le pasaba, ya que en una ocasión lo empujaron y le robaron otro patinete. En aquella ocasión no se enfrentó al agresor, pero esta vez sí lo hizo y lo ha pagado con la vida. Su muerte deja viuda a su mujer y huérfanos a sus tres hijos, que ahora se encuentran desamparados.
“No sabemos qué hacer”, lamentan sus familiares, “no sabemos cómo enterrarlo. Nuestros padres tienen más de 70 años y no sabemos cómo pueden venir a despedirse de su hijo”. De momento han establecido contacto con el consulado de su país para que les ayuden a repatriar el cadáver.