La 'isla de calorurbano', está relacionada con la falta de vegetación en la ciudad. Durante el día, la vegetación utiliza el agua y la energía solar para la fotosíntesis. La vegetación 'transpira' y evapora el agua presente dentro de la tierra. Con esta evapotranspiración, las plantas y los suelos no acumulan la energía solar recibida durante el día.
En la ciudad, la energía solar recibida se almacena en la parte exterior e interior de las casas, edificios, carreteras de asfalto, estacionamientos, etc. Además, las superficies impermeables impiden la evaporación del agua del suelo. Cuando cae la noche, esta energía almacenada se devuelve a la atmósfera urbana. De tal manera, el aire de la ciudad se enfría más lentamente que en el campo.
Un fenómeno nocturno
Es durante la noche, cuando la diferencia de temperatura entre la ciudad y el campo es máxima. En general, la isla de calor urbana comienza a crecer en la tarde y aumenta al atardecer, con un pico en la madrugada. Por la noche, con vientos siempre en calma, se crea una especie de 'burbuja de calor' de la ciudad.
Hasta 10ºC de diferencia en poca distancia
Para una ciudad como Madrid, la burbuja cálida puede llegar a ser de hasta 10°C de diferencia entre el centro y la periferia cuando las condiciones son anticiclónicas con poco viento y cielos despejados, como es el caso durante las olas de calor. Este exceso de calor puede tener, durante la noche, consecuencias graves para la salud, ya que no descansamos bien.
Métodos para reducir la 'isla de calor'
En el caso de algunas agencias meteorológicas, como por ejemplo, Météo-France, han desarrollado un 'modelo de ciudad' llamado TEB (Town Energy Balance) que simula las interacciones entre la energía y el ambiente de la ciudad.
Originalmente fue desarrollado para refinar el pronóstico del tiempo en las ciudades, pero también es utilizado por los científicos del clima para estudiar los efectos del cambio climático en las ciudades y evaluar estrategias de adaptación previstas para hacer frente a los efectos de la isla de calor. Una de las claves es ampliar las superficies verdes, reducir el asfalto y naturalizar las fachas de los edificios, además de reducir el tráfico rodado y la contaminación.