“Déjame en paz” fueron las últimas palabras que Esther Escobar, de 40 años, le espetó a su acosador. Segundos después, Antonio Leal le disparó por la espalda acabando con su vida. Un jurado le acaba de condenar por asesinato con agravante de género y se enfrenta a 27 años de cárcel.
Finaliza así la larga travesía de las cuatro hijas de Esther y su familia para que se hiciera justicia. La víctima, de origen paraguayo, llevaba trece años viviendo en España cuando fue asesinada. Ocurrió el jueves 26 de febrero de 2020, después de haber pasado el día junto a su amigo Antonio.
Esther y Antonio habían entablado una bonita amistad, pero él quería algo más y ella no. La obsesión del hombre hacia la mujer se había convertido en un agobiante acoso que quedó reflejado en las redes sociales. Cuando ella le pidió que la dejara en paz, él ejecutó la peor de las venganzas.
Un tiro a bocajarro en la cabeza
Ese mismo día por la mañana, Esther había entrado en la tienda de ropa que su hermana regentaba en Ciudad Lineal (Madrid). “Me voy, Antonio está aquí, si estás luego en casa me paso”, le dijo a su hermana. Había quedado con él para pasar el día juntos y dejarle las cosas claras.
Eran las siete de la tarde cuando se oyó un disparo en la calle y una mujer cayó tendida sobre el asfalto. En cuestión de minutos el lugar (calle de los Reyes, número 4) se llenó de coches de policía, ambulancia y vecinos. Esther yacía en un charco de sangre con un tiro en la cabeza.
En el Hospital Universitario Gregorio Marañón hicieron todo lo posible para salvarle la vida. La bala que llevaba incrustada detrás de la sien le habían causado lesiones irreversibles. A las 22:00 horas certificaron su muerte, mientras su asesino emprendía una huida que acabó cuatro días después.
La amenazó con ponerle un GPS
El entorno de Esther, empezando por su hermana, sospechó de Antonio desde el primer instante: “Ella nos había avisado de que tuviéramos cuidado, que había un hombre que estaba acosándola”. Llegó a amenazarla con ponerle un GPS, le enseñó un arma y le dijo que la mataría.
Esta historia comienza en 2007, cuando Esther llegó a España y tras probar suerte con varios empleos acabó en un club de alterne. Estuvo unos meses trabajando allí, pero tuvo que irse porque un cliente la acosaba. Era Antonio Leal, un hombre divorciado con antecedentes por malos tratos.
Esther y Antonio establecieron inicialmente una bonita relación de amistad, con relaciones sexuales esporádicas. Sin embargo, para ella no dejaba de ser un cliente mientras que él soñaba con llegar a algo más. Con el tiempo la relación se volvió más asfixiante, llegando hasta el acoso.
Decenas de mensajes en Facebook
La policía descubrió en el Facebook de la víctima decenas de mensajes de Antonio que demostraban su obsesión. En los últimos meses se había intensificado y Esther le bloqueó, pero él escribía también a sus familiares. “Yo también recibí mensajes de este señor”, afirma Thalia, hija de Esther.
En el sumario del caso constan amenazas, insultos y mensajes de arrepentimiento. Todo un historial que demuestran el carácter celoso y enfermizo de Antonio Leal, y que explican a las claras el móvil del crimen. Cuando ella quedó con él para cortar definitivamente, él decidió acabar con su vida.
Las cámaras de seguridad captaron el forcejeo entre víctima y agresor justo antes del disparo mortal. Esther le acababa de decir a Antonio que la dejara en paz, que no quería nada con él. Segundos después su acosador le disparó a bocajarro y huyó de la escena del crimen.
Cuatro días después se presentó en la comisaría asegurando haber matado a su mujer. “Estoy harto de que se coma las pollas de otros, es mi novia paraguaya de 40 años”, explicó a la policía para justificar su aberración. En su dedo pulgar lucía el mismo nombre que en su pulsera, ‘Esther’.
Culpable por unanimidad
Estos días se ha celebrado el juicio por el asesinato de Esther, y un jurado ha declarado al acusado culpable por unanimidad. El fiscal mantiene la petición de 26 años y medio, mientras que la acusación pide 27 años de cárcel. También piden una indemnización de un millón de euros para los familiares.
Fiscalía y acusación consideran la agravante de reincidencia, ya que el acusado ya había sido condenado por doble tentativa de homicidio. Fue condenado a 16 años de los que solo cumplió 4 por buen comportamiento. El tribunal tendrá que decidir ahora qué pena impone al acusado de asesinato.
Antonio Leal confesó inicialmente haber matado a Esther de un disparo a bocajarro en la cabeza. Después se retractó, y a lo largo de todo el juicio ha mantenido la versión de que fueron los dueños del club de alterne. Tras la sentencia, los familiares de la víctima respiran más aliviados.