Juan, un joven de la localidad granadina de Íllora, falleció hace una semana a causa de una paliza. En su pueblo lo despidieron tanto "gitanos, payos, y no pasó nada" aseguraba el alcalde Antonio José Salazar a El Español. Pero la tensión en el municipio ha ido en aumento con el paso de los días.
La familia del agresor confeso no tiene previsto quedarse de brazos cruzados. "Ahora sí es verdad que va a haber guerra y va a haber más muertes de las que ha habido", amenazan. Su prima Yadira escribía en Instagram que "esto no es nada para lo que va a haber ahora".
Sigue criticando con dureza a Juan y a su entorno. "No sirve de nada lo que estáis haciendo", añadió después de que gran parte del pueblo asaltara sus casas totalmente vacías. "Ya está matao don Juanillo; a comer tierra, perro", dijo en un tono poco conciliador.
Escribió que "vamos a la violencia con lo que nos habéis hecho a nuestras casas. Vamos a pagar con cositas. Muchas gracias por todos sus..., tengo que llevar flores en vuestra tumba cantando vamos a la guerra".
Juan venía de disfrutar de las fiestas de su pueblo
Juan nunca pensó que le llegaría la muerte de esa manera. Regresaba a casa tras disfrutar de las fiestas del pueblo en compañía de su novia y de los amigos. Muy cerca de su domicilio se encontró con un grupo de jóvenes que le propinaron una paliza.
Hay dos teorías sobre la causa del fallecimiento. La primera hace pensar que el chico pereció tras darse en la cabeza contra un bordillo. La otra es que perdió la vida a causa de los golpes que le propinaron varias personas.
Todo está pendiente de la autopsia, que debe revelar más detalles sobre lo acontecido aquella noche en el pueblo granadino. Al parecer, los agresores tenían en el punto de mira a otro chico, pero se encontraron con Juan en su camino. Según aportaron varios testigos, los agresores abandonaron el lugar dejándolo malherido y diciendo: "Nos da igual si se muere o no".
Varios ataques a las casas de los responsables
El asesinato de Juan derivó en varias concentraciones. Durante estas manifestaciones asaltaron las viviendas de los agresores. Se provocaron importantes desperfectos en ellas y en sus vehículos.
En vista de todo lo que podría producirse, los inquilinos de esas casas decidieron huir del lugar con antelación. El principal sospechoso huyó en compañía de sus allegados. Al cabo de 24 horas, el responsable de la muerte de Juan se personó en dependencias de la Guardia Civil.
Confesó su culpabilidad y fue puesto a disposición judicial. La juez encargada dictó para él prisión provisional, comunicada y sin fianza. El hermano del agresor explicó que "ha sido un accidente".
Aseguraba que "si fuera un asesino, le hubiera pegado un tiro o una puñalada. Pero si se cae no es un asesino, él no quería matar a nadie. Yo estaba presente cuando pasó eso", indicó.
Después de todo lo ocurrido, varias asociaciones de gitanos presentaron una denuncia contra el regidor de la localidad. Le acusaban de realizar unas declaraciones que incitaban al odio. Antonio Salazar trata de restarle trascendencia al asunto.
"Estoy en conversaciones con ellas y entendemos que ha sido un hecho puntual. Creo que hay que darle un poco de tiempo a todo para que las aguas vuelven a su cauce", dijo. El alcalde señaló que en "Íllora no somos racistas ni nada parecido".
Tiene claro que otra cosa es lo que ocurra con las personas condenadas. En ese caso, "sí tendrán nuestro rechazo".