El pasado miércoles, un policía nacional era abatido en un tiroteo en una gasolinera de Burgos. Ese mismo día, había robado un arma con la que poder huir a un compañero en la comisaría. El agente estaba siendo investigado tras su detención días antes en una redada antidroga.
Al ser interceptado por las autoridades en la provincia de Burgos, decidió abrir fuego contra ellos. En ese momento, la Guardia Civil respondió produciéndose un tiroteo en el que el investigado fallecía. El agente abatido había pasado a segunda actividad debido a sus problemas psiquiátricos.
Años atrás, Óscar fue condecorado con la cruz al mérito policial con distintivo blanco. Tras ese reconocimiento, pidió el traslado a Galicia, donde se ocupaba de la vigilancia de los calabozos. Allí, fue atacado por un preso que intentó matarlo, suceso que le hizo cambiar toda su vida.
Problemas con el alcohol y las drogas por un episodio traumático
Óscar decidió trasladarse a A Coruña en octubre de 2014. El agente había recibido la cruz al mérito policial con distintivo blanco en la comisaría de Maspalomas (Gran Canarias), donde estaba destinado. Pero la vuelta a casa no fue la que esperaba.
En su nuevo puesto, se encargaba de las labores de seguridad en la comisaría de Lonzas. Tras nueve años de trabajo, fue brutalmente atacado por uno de los detenidos que estaba custodiando. Este hecho le marcó para siempre, provocándole problemas psicológicos en su día a día.
El martes pasado, ante la situación con la que vivía, fue citado en la comisaría donde trabajaba para entregar su placa. Óscar pasaría a la segunda actividad, un tipo de jubilación que le llegó a sus 48 años. El agente no podía seguir trabajando con los episodios de ansiedad y depresión que sufría a consecuencia del episodio traumático que había vivido.
Tras ello, Óscar comenzó a consumir drogas y alcohol de forma habitual en su día a día. Llegando incluso a ser detenido debido a su cercanía con un grupo de traficantes. Fue puesto en libertad al no encontrar pruebas en su casa, pero según informa Telecinco, asuntos internos comenzó a investigarle.
Desde ese momento su vida no volvió a ser la misma. Dos de sus parejas lo habían acusado por violencia de género, aunque ambas denuncias quedaron archivadas. Además, según detalla La Voz de Galicia, el agente se culpaba de la muerte de su madre al no haberla acompañado en ese momento.
Óscar no tenía hijos, y su familia son su padre y su hermana. Ahora, ellos tan solo quieren enterrarlo de forma íntima en Ferrol, su ciudad natal.