Soraya Suárez Marín, una joven de 32 años vecina de Avilés, es la víctima número 45 de la violencia de género en España. La suya es una historia de superación con un final trágico. Una primera relación tormentosa la sumió en una vorágine de drogas y malos tratos que la ha llevado a la muerte.
El jueves, Soraya fue asesinada a golpes por su pareja que ya se encuentra en prisión provisional por orden del juez. El detenido es el novio de la víctima y padre de su hija pequeña. Inicialmente pensaron que se trataba de un suicidio, pero pronto vieron que era un nuevo crimen machista.
La muerte de Soraya confirma el repunte de la violencia machista este mes de diciembre. Hasta el 4 de diciembre habían muerto en España 40 mujeres, ocho menos que en todo el año anterior. Pero en unas pocas semanas han fallecido cinco mujeres a manos de sus cónyuges o exparejas.
Muerta en el baño
Soraya vivía en La Carriona, un barrio de Avilés, junto a su pareja con el que tenía una niña pequeña. Todas las alarmas saltaron cuando el hombre acudió a un bar con un ojo morado y asegurando que se había pegado con su pareja. Él dice que cuando volvió a casa Soraya no respondía y salió a buscar ayuda.
Al acceder al piso encontraron el cuerpo sin vida de la joven en el baño y se barajó el suicidio como posible causa de la muerte. En aquellos momentos, la hija de ambos estaba en casa de sus abuelos cerca de allí. El hijo mayor de Soraya, de diez años y fruto de una relación anterior, no vivía con ella.
El vecindario se vio sorprendido por la presencia de ambulancias y coches de la policía en la calle. Pensaban que Soraya había sido víctima de una sobredosis o que se había quitado la vida. Poco a poco, los investigadores empezaron a ver cosas que no cuadraban y acabaron deteniendo al novio.
Prisión provisional
Soraya había sido víctima de malos tratos a manos de sus anteriores parejas, pero no había denuncia contra su novio actual. Inicialmente nada hacía pensar en un caso de violencia de género. Pero ahora se encuentra en la cárcel de manera provisional por decisión de la juez de primera instancia.
Los resultados preliminares de la autopsia aún no se conocen y tardarán aún unos días en llegar a manos de la policía. Sin embargo, el contexto conyugal, los antecedentes y el desarrollo de los hechos llevaron a la policía a una convicción. Soraya había muerto de los golpes propinados por su pareja.
La Delegación del Gobierno y el Ministerio de Igualdad han confirmado que Soraya es la víctima 45 de la violencia de género. Los forenses han tomado muestras biológicas y han recabado evidencias físicas del cuerpo. Así han podido entregar el cuerpo a la familia para que la joven pueda ser enterrada.
Un infierno de drogas y violencia
Soraya recibió sepultura en el cementerio de La Carriona tras ser velada en el tanatorio en un acto íntimo y familiar. Sus allegados lamentan la trágica muerte de esta joven, justo cuando parecía que había conseguido algo de tranquilidad en su vida. Y es que Soraya nunca tuvo una vida fácil.
Sin ir más lejos, Soraya contó su historial de malos tratos en la Cadena Ser este mismo año con motivo del 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer). Lo hizo con la esperanza de ayudar a otras mujeres víctimas de los malos tratos. Desde su infancia su vida se vio marcada por la violencia y las drogas.
Soraya se mostraba feliz por el presente y confianza en el futuro, ya que había conseguido salir de aquel infierno. Pero también hacía un llamamiento a no bajar la guardia, consciente de que todo podía torcerse en un instante. Como una premonición, todo acabó en vísperas de Nochebuena de manera fatídica.
Una chica maravillosa
Según contó ella misma, su padre ingresó en la cárcel siendo ella un bebé y nunca estuvo más de tres meses en libertad. Para más desgracia, hace tres años su madre murió de una sobredosis. Sus relaciones sentimentales no fueron mejores, ya que con su primera pareja empezó a consumir cocaína.
También con su primera pareja y padre de su hijo conoció por primera vez la violencia física. Sin apenas ser consciente de ello se vio de pronto en una espiral de malos tratos y consumo de drogas. Su pareja la echó de casa, perdió el trabajo, estaba en la calle y le prohibieron ver a su hijo.
Eso la introdujo en una “vorágine terrible y destructiva” que la llevó a varios intentos de suicidio. Su segunda pareja también la maltrataba, pero con fuerza de voluntad y gracias a Proyecto Hombre consiguió salir adelante. “Una chica muy maja y maravillosa”, lamentan estos días sus vecinos.
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