Mayo se marcha tras dejarnos temperaturas extremadamente altas para la época en gran parte del país, especialmente en el Cantábrico y los valles del Ebro y del Guadalquivir, donde se han alcanzado las diferencias térmicas más grandes en comparación con la media. Tras este ‘calorazo’, junio llega con perspectivas de unos termómetros que se quedarían bastante más frenados y lluvias que serían más abundantes de lo normal. Todo esto teniendo en cuenta de que, en pocas semanas, concretamente el día 20, llega oficialmente el verano.
Así lo indican los mapas a largo plazo del modelo norteamericano de previsión estacional NOAA, uno de los que tiene más prestigio a nivel internacional en este campo. No obstante, las previsiones a tantos días vista siempre tienen una fiabilidad bastante baja. Por el momento, esta primavera se ha comportado con poco frío y mucha lluvia en general.
En cuanto a las precipitaciones, NOAA indica que serían más abundantes en el conjunto del país, pero extremadamente abundantes en puntos del centro y en el norte, donde la lluvia marcaría registros claramente superiores a la media. No obstante, otros modelos europeos rebajan esta probabilidad, así que se tendrá que ver quien acaba ganando la partida.
Si nos fijamos en las temperaturas, parece que quedarían ligeramente por debajo de la media en el conjunto del centro de la península, manteniéndose normales para la época en las zonas costeras. Por lo tanto, estaríamos hablando de un calor habitual o contenido para encontrarnos en un mes de junio, mientras que las noches serán más bien frescas.
Contrastes en el resto de Europa
En el conjunto del continente europeo, las lluvias serían más abundantes en muchas zonas mediterráneas, mientras que cuanto más al norte más sequía habría. Las temperaturas parece que serán bastante normales, pero hacia Escandinavia y noreste haría mucho más calor de lo habitual.