Pedro Alfonso Casado, alias Perico, tenía en su haber siete cruces al mérito y 25 años de brillante carrera en la Guardia Civil. El pasado viernes tenía que coger las vacaciones después de un año de duro trabajo como jefe de la unidad de élite. Pero el destino tenía preparado un giro cruel.
Perico, de 50 años, casado y padre de dos hijas, decidió posponer sus vacaciones tras recibir una llamada. Un hombre había matado a otro y se había atrincherado con un rehén en un edificio en Santovenia del Pisuerga (Valladolid). Una vez más, puso su sentido del deber por encima del resto.
Así era este guardia civil que contaba con numerosas hazañas como la de haber sacado del zulo a José Antonio Ortega Lara. Como jefe de la Unidad Especial de Intervención estaba acostumbrado a situaciones de máximo riesgo. Pero todo se truncó el viernes, al cruzarse con El Chiqui.
Su último servicio
El viernes, la biografía del incombustible agente Casado se cruzó con la de Pablo Antonio Santamaría, un toxicómano apodado El Chiqui. Horas antes, El Chiqui había protagonizado una riña durante la cual mató a su amigo de la infancia. Dionisio, de 45 años, recibió un disparo mortal.
El agresor escapó del lugar del crimen y se refugió en otra vivienda tomando como rehén a su yerno. Fue entonces cuando pidieron refuerzos a la unidad que dirige Casado, para entablar una negociación. La guardia civil desalojó la zona y empezó a hablar con el hombre para que se entregara.
De madrugada, Pedro Alfonso salió de la base Valdemoro en dirección a Santovenia con sus hombres. Consiguieron hablar con el secuestrador por teléfono y a través de la puerta. Perico, como jefe de la unidad, se puso al frente de la comitiva negociadora y entonces ocurrió la tragedia.
Una bala perdida
Llevaba cerca de una hora y cuarto en el escenario del crimen cuando El Chiqui disparó a través de la puerta. La bala atravesó la puerta y el casco de Perico, e impactó en su cabeza. Eran las 08:45 cuando el experimentado guardia civil caía al suelo tras veinticinco años en las situaciones más peligrosas.
Fue trasladado con vida al Hospital Clínico de Valladolid y operado de urgencia. Superó las 48 primeras horas. y eso según los médicos era una buena señal a pesar de su estado crítico. Tras cuatro días peleando por su vida entró en una fase irreversible, hasta que ayer anunciaron su muerte.
Pedro Alfonso Casado murió en acto de servicio, pero aún le quedaba un último gesto de generosidad. Su familia decidió dar los órganos del guardia civil fallecido, y gracias a eso se podrán salvar nuevas vidas. Sus compañeros lograron su cometido y consiguieron que el secuestrador se entregara.
25 años después
Un capricho del destino quiso que el agente Casado recibiera el tiro en la cabeza el mismo día que 25 años atrás liberaron a Ortega Lara. Pedro Alfonso Casado nació en Vitoria pero se crió en Sahagún, en la provincia de León. Era huérfano del cuerpo ya que su padre también fue guardia civil.
Se licenció como guardia civil en la Academia de Zaragoza siguiendo los pasos de su padre y al año siguiente entró en los Grupos de Acción Rural (GAR). Pero su destino era acabar en la Unidad Especial de Intervención. Se trata del grupo encargado de las misiones más peligrosas.
Especialistas en liberación de rehenes y detención de terroristas, están acostumbrados a tratar con la peor calaña. Casado fue nombrado teniente coronel en 2016, y pasó a liderar la unidad de élite por su trabajo y su dedicación. Compaginaba su trabajo con la vida familiar, esposo y padre de dos hijas.
Medalla a título póstumo
La noticia de la muerte de Perico ha causado una gran consternación en el cuerpo de la Benemérita. De él dicen que “disfrutaba con su gente de la unidad” y que “era uno más a la hora de prestar algún servicio”. Le recuerdan fumando su puro el día de la patrona, “lleno de felicidad y orgullo”.
Personalidades de la política han lamentado su pérdida y han destacado su figura. Como el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ha mandado un abrazo a la familia y a los compañeros del guardia civil. También el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha tenido palabras de elogio.
El teniente coronel Pedro Alfonso Casado recibirá a título póstumo la medalla de la Guardia Civil. Se trata de una condecoración que premia la valentía, la profesionalidad y la entrega al servicio. Cualidades todas ellas que reunía Perico, el agente que ahora tendría que estar de vacaciones con su familia.