“Conmigo o con nadie”, fue la amenaza profesada por Noemí cuando hace solo unos días un juez le retiró la custodia de su hija para dársela al padre. La noche del sábado cumplió su venganza de manera terrible. Atiborró a la niña de barbitúricos y luego intentó quitarse la vida sin éxito.
Cuando la policía llegó al domicilio, el domingo por la noche, en Gijón, la niña llevaba horas muerta. Sus familiares habían dado la voz de alerta al no poder contactar con ellas. Poco después se confirmaron los peores presagios y la policía detuvo a la madre como presunta autora del crimen.
El dolor invade hoy el entorno de la niña, en especial su padre Eugenio, que por fin había conseguido la custodia. Ayer tendría que haber emprendido el camino a Segovia para empezar una nueva vida con la pequeña. “Nos ha destrozado la vida”, es el grito de desesperación de esta familia.
Un cóctel mortal de pastillas
El pasado viernes, el juzgado notificó a la madre que debía entregar la niña a su exmarido tras haber perdido la custodia. El domingo por la tarde envió un inquietante mensaje a su hermano: “antes de dejarla con el padre, la mato”. Para entonces ya había asesinado a Olivia, su hija de seis años.
El sábado por la noche había llenado el vaso de leche con colacao de la niña con un cóctel mortal de tranquilizantes. Cuando los servicios de emergencia llegaron a la casa, Olivia ya estaba muerta. A su lado, en la cama, yacía inconsciente su madre, que fue trasladada al hospital con síntomas de intoxicación.
Horas después abandonaba el centro hospitalario, ya recuperada y esposada, camino de la comisaría. Ahora está a la espera de pasar a disposición judicial, acusada de la muerte de su hija menor de edad. Los agentes que trabajaron en el caso tardarán tiempo en olvidar lo visto en aquella casa.
Cinco años de batalla judicial
Eugenio llevaba cinco años de pleitos y batallas judiciales para conseguir arrancar a su niña de los brazos de una mujer enferma. Noemí, de 48 años, estaba en tratamiento psiquiátrico y llevaba años tomando tranquilizantes. Los mismos que este fin de semana suministró a su hija para acabar con su vida.
Esta triste historia comienza en 2016, cuando Noemí y Eugenio, recién casados, tuvieron una niña a la que llamaron Olivia. Un año y medio después él decidió acabar con la relación. Entonces empezó su calvario de denuncias cruzadas, lucha por la custodia de la niña e incluso una orden de alejamiento.
Noemí denunció a su exmarido por malos tratos pero la justicia le acabó dando la razón a él. Eugenio trató de demostrar por activa y por pasiva que su exmujer no estaba en condiciones para cuidar a la niña. En los últimos tres años se denunciaron hasta en una veintena de ocasiones.
Sin relación con los vecinos
En enero de 2021, Noemí dejó Segovia para irse a vivir a Gijón con la niña sin el permiso de la justicia. Desobedeciendo las órdenes del juez, la mujer alquiló un piso en la avenida de Gaspar García Laviana en Gijón. Apenas tenía relación con los vecinos, que la recuerdan como una persona esquiva.
En el entorno aseguran que nunca superó su divorcio y que estaba obsesionada con la niña. Hasta su propia familia estaba preocupada, ya que se había llevado a la niña lejos y temían que pudiera hacerle daño. Eugenio consiguió por fin la custodia, pero la madre ha conseguido perpetrar su venganza.
La policía logró acceder al domicilio tras ponerse en contacto con el dueño que le alquilaba el piso a la madre. Cuando entraron descubrieron los dos cuerpos, y uno de los policías gritó “qué hija de puta”. Los agentes quedaron muy afectados, al comprender que Noemí había matado a su hija.
Olivia, una niña
La autopsia señala que Olivia llevaba un día muerta cuando el domingo por la noche la policía irrumpió en el domicilio. Sus restos mortales viajaron ayer hasta Segovia para que sus allegados le den el último adiós. El más afectado es Eugenio, que ha perdido a su hija tras una larga batalla judicial.
Olivia no tuvo una vida fácil, pero a pesar de las dificultades familiares era una niña alegre y siempre sonriente. En septiembre comenzó primero de Primaria en el Colegio Corazón de María de Gijón. El centro prepara un homenaje para que sus compañeros la recuerden como era, una niña divertida.
El director seguía de cerca la situación familiar de la niña, consciente de las dificultades por las que podía estar atravesando. El padre de la menor le ha pedido un homenaje para que los compañeros puedan recordarla como una niña alegre. Olivia es una nueva víctima de la violencia vicaria en España.
La violencia vicaria
La violencia vicaria es una forma de violencia de género. La violencia vicaria ocurre cuando un progenitor (el padre o la madre) ejerce la violencia sobre sus hijos con la intención de vengarse de su cónyuge o hacerle daño. En los casos más extremos, matan a su hijos como forma de venganza.
En España, este fenómeno salió a la luz con el secuestro y asesinato de Anna y Olivia (1 y 6 años) a cargo de su padre, Tomás Gimeno. Poco después, Martín Ezequiel Álvarez mató a su hijo de dos años en un hotel de Barcelona, para vengarse de su ex. Lo hizo en el hotel donde se habían casado años antes.
Y en Sant Boi (Barcelona), Yaiza fue asesinada por su madre con tan solo 4 años. De nuevo, la niña fue utilizada como herramienta para vengarse de su exmarido cuando este rechazó volver con ella. El caso de Olivia, en Gijón, vuelve a poner de manifiesto la crueldad de esta violencia ejercida sobre los menores.