El Reino Unido sigue conmocionado por el brutal asesinato de Lauren, una chica de tan solo 19 años, a manos de su padre. Los hechos que ahora se juzgan ocurrieron el pasado mes de enero en Norwich, al sur este del país. La investigación ha concluido que se trata de un caso de violencia vicaria.
El acusado Nigel Malt, un hombre de 44 años, sostiene que mató a su hija por accidente. Pero las pruebas demuestran que es mentira, y que acabó con la vida de la joven como un cruel acto de venganza contra su exmujer. Lo hizo de forma consciente, para causarle el mayor daño posible.
La violencia vicaria está reconocida como una forma de violencia de género, probablemente la más cruel. En ella, los padres utilizan a sus hijos como medio de maltrato contra sus parejas o exparejas. En España, el caso más célebre fue el asesinato de Anna y Olivia a manos de su padre, Tomás Gimeno.
El atroz asesinato tras una discusión
En el Reino Unido, un caso reciente ha removido los cimientos por su extrema crueldad. Un hombre de 44 años llamado Nigel Malt atropelló a su hija Lauren, de 19, tras una discusión con su exmujer. Malt ha sido condenado por asesinato en lo que resulta un claro ejemplo de la violencia vicaria.
Nigel estaba divorciado de su exmujer con la que tenía una hija en común de 19 años. Ella había rehecho su vida con otro hombre, y eso desencadenó unos celos incontenibles en el exmarido. El 22 de enero apareció en su casa para discutir con su exmujer y reprocharle su nueva relación.
En el domicilio estaban su exmujer, la nueva pareja de esta y Lauren, la hija que tenían en común. La discusión fue subiendo de tono hasta que el hombre amenazó a la pareja de su ex con una palanca. En un momento dado salió de la casa y atropelló de forma intencionada a su hija varias veces.
Una muerte muy violenta
El brutal acto criminal sólo puede explicarse por una voluntad manifiesta del agresor de causar el mayor daño posible. No fue un simple arrebato, sino que atropelló a la joven en dos ocasiones dejándola en estado muy grave. La autopsia reveló que murió aplastada, en una “muerte muy violenta”.
El agresor intentó defenderse alegando que atropelló a su hija de manera accidental. Dijo a la policía que no había visto que su hija se encontraba allí cuando cogió el coche después de la discusión. Es la misma versión que ha repetido durante el juicio, pero no ha logrado convencer al jurado.
Las pruebas aportadas contra él son más que evidentes, y lo han considerado culpable por unanimidad. Según el veredicto final, Nigel actuó cegado por un momento de ira, pero era plenamente consciente de lo que hacía. Su intención fue acabar con la vida de la joven para vengarse de su exmujer.
Maltratador patológico
El informe policial demuestra que el homicida “arrolló una primera vez a la joven tirándola al suelo y pasando por encima de ella. Luego dio marcha atrás y fue hacia adelante una vez más para atropellarla de nuevo”. Él mismo llevó a la chica al hospital, pero no pudieron hacer nada por ella.
Según el entorno familiar, Nigel era un hombre violento y esa fue la causa principal por la que Karen le pidió el divorcio. El mismo día de los hechos había llamado a su ex hasta en 15 ocasiones. Todos estos datos demuestran que el condenado era un maltratador patológico de manual.
De momento ha sido condenado como culpable del asesinato de Lauren, aunque falta por conocer la pena que le aplica el juez. El hombre se enfrenta a un castigo ejemplar por los cargos de asesinato con agravantes de parentesco, género y alevosía. El caso está siendo muy mediático en su país.