Sigue el misterio sobre la muerte de Laura Cruzado Moreno, una joven de 20 años a la que dejaron muerta a las puertas de un albergue. Los hechos ocurrieron el pasado viernes en Jerez de la Frontera, Cádiz. La Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Policía Nacional lo investiga.
La joven jerezana fue abandonada en las puertas del albergue municipal por dos jóvenes que aporrearon la puerta y huyeron corriendo. La chica, que ya estaba muerta cuando la dejaron allí, había sido usuaria del albergue. Fuentes municipales afirman que hacía dos o tres meses que no iba por allí.
El centro ha vivido recientemente algunos episodios de violencia, así que al oír los golpes se acercaron cautelosamente a la puerta. Al mirar por una pequeña ventana vieron a dos jóvenes que huían corriendo. Los servicios de emergencia no pudieron hacer nada por la chica que yacía en el suelo.
Su madre rompe el silencio
El pasado viernes a las ocho de la mañana, empezaron a aporrear la puerta del albergue y a gritar ‘llamad a una ambulancia’. El personal del centro llamó a la Policía y al 061, pero no pudieron reanimar a la chica. En el albergue están devastados, ya que días antes ya había habido una agresión.
El caso se encuentra bajo secreto de sumario y la familia de la víctima pide respeto y que no se utilice con fines políticos. Laura acumulaba desde los 13 años un historial de adicciones y delitos de hurto para consumir. Estaba en libertad vigilada y tenía un pequeño sueldo de inserción.
Su madre Concepción ha roto el silencio para denunciar el abandono de su hija por parte de las administraciones. Ha agradecido a los servicios de emergencia y la policía el trato que le han dispensado. Y ha pedido a los partidos políticos que no utilicen el caso de su hijo para sus batallas personales.
Cayó en una nueva crisis días antes
Según esta madre, Laura fue pasando de centro en centro y ninguno de ellos consiguió sacarla de su infierno. “No tienen profesionales”, ha afirmado, y ha pedido que desaparezcan este tipo de centros. También ha criticado que el sistema sanitario “abandone” a estos pacientes.
Para ella, la muerte de Laura es “consecuencia de muchas cosas”. Por ejemplo, que el centro de tratamiento de adicciones esté desvinculado del departamento de salud mental. “No son problemas independientes sino que van cogidas de la mano”, ha alertado la madre de Laura.
“Mi hija no estaba ni deteriorada, ni abandonada, ni vivía en la calle, ni era indigente, ni aparentaba más edad”, ha aclarado. El domingo antes de morir estuvo desayunando con su madre. Al día siguiente “le entró una crisis, porque llevaba dos meses y medio limpia pero esto es muy difícil”.
El sistema no funciona
Según cuenta su madre, Laura salió con un alta voluntaria “como un caballo desbocado” y volvió a consumir. Luego “se dio cuenta del fallo y dos días antes de morir contactó conmigo porque quería volver al centro”. Poco después ocurriría la tragedia, consecuencia de una cadena de errores.
Laura empezó a fumar cannabis a los 13 años, su comportamiento cambió y entró en dos centros de menores. Del segundo salió “totalmente empastillada hasta las cejas por prescripción del médico”. Critica que los profesionales de la salud traten estos problemas a base de pastillas.
Siendo ya mayor de edad recibió el alta y se fue a vivir sola con el subsidio de reinserción de 450 euros. La joven necesitaba un centro de desintoxicación, pero la lista de espera es muy larga. “Como el sistema no dispone de centros de internamiento suficientes, pasó por centros que son una auténtica estafa”, denuncia.
Esta madre denuncia que en estos centros “se consume” y que la salud de su hija empeoró estando en ellos. “Es un problema sociosanitario muy grave, no de si los jóvenes que la dejaron son de origen magrebí o no”, aclara. Concepción ha perdido a una hija y pide la urgente transformación del sistema.