La ola de calor de España ya se ha llevado varias vidas este verano, pero el caso de José Antonio González Paredes llama especialmente la atención. Este barrendero madrileño llevaba tres horas trabajando a 40 grados cuando se desplomó. Se sacrificó por sacar a su familia adelante.
Había empezado este nuevo trabajo el 1 de noviembre del año pasado, y quería demostrar que era un buen trabajador. Sabía que era un trabajo duro, especialmente en el turno de tarde en este caluroso verano. De hecho, hace poco buscó en el Google qué hacer en caso de golpe de calor.
Así lo cuenta Miguel Ángel, su hijo, según el cual José Antonio temía lo que finalmente le sucedió. El caso de su padre ha servido para remover conciencias en la administración local. El ayuntamiento ha anunciado el cambio de horarios en el sector de la limpieza para evitar las horas de más calor.
Tres horas a 40 grados
José Antonio González Paredes tenía 60 años y cubría el turno de tarde de barrendero en el barrio de Puente de Vallecas (Madrid). El pasado viernes, sobre las 17:30 horas, cayó desplomado en medio de la calle. Llevaba tres horas trabajando bajo un calor infernal de 40 grados de temperatura.
Los efectivos del Samur lo encontraron a 41,6 grados de temperatura corporal. Intentaron recuperar su tono habitual aplicando frío en las axilas, las ingles y la nuca, pero sin éxito. Ante la grave situación fue trasladado al Hospital Gregorio Marañón, donde solo pudieron confirmar su fallecimiento.
José Antonio estaba casado y tenía dos hijos, Miguel Ángel y otra chica de 19 años. Trabajó muchos años de frutero, e incluso heredó la tienda de su jefe hasta que encontró otro empleo en una cadena de supermercados. Pasó de trabajo en trabajo, hasta que entró como barrendero.
Quería demostrar que era bueno
“Él siempre nos expresó que era un trabajo muy duro, pero estaba contento porque estaba consiguiendo sacarnos adelante gracias a este empleo”, explica su hijo Miguel Ángel. Según cuenta, “estaba dispuesto a todo por demostrar que era un buen barrendero”. Tenía un contrato eventual.
Un compañero suyo le pidió cambiar el turno el pasado viernes, en la franja horaria de más calor. Su objetivo era que le hiciesen fijo, y “por eso no dudó, aunque sabía que por la tarde hacía mucho más calor que por la mañana”. Su empeño por ser un buen trabajador le acabó costando la vida.
José Antonio pertenecía al servicio de limpieza viaria de la empresa Urbaser desde el 1 de noviembre. Sin embargo, hasta hace poco trabajaba solo los fines de semana. El 1 de este mes había empezado con un nuevo contrato, pero su empeño era demostrar que valía para que le hiciesen fijo.
Lo buscó en el Google
Su hijo denuncia en El Español las condiciones en las que murió su padre, y que “no tendría que haber gente trabajando en esta situación”. Considera “ilógico” que haya barrenderos bajo 42 grados a las tres de la tarde. “Yo soy el primero que quiere las calles limpias, pero es de sentido común”, afirma.
“Estos trabajadores son personas y no es normal que estén trabajando a esas horas y en esas condiciones de calor extremo”, reivindica. “Ya nos dijo lo mal que se pasa”, explica, “ayer descubrimos que buscó hace poco en Google lo que era un golpe de calor. Creía que podía pasarle”.
Ahora se plantean denunciar a la justicia, aunque aún no lo tienen claro. Define a su padre como “una gran persona, el mejor padre que he podido tener”, y recuerda que “hizo todo lo posible por sacarnos adelante”. “Haremos todo lo posible para que ninguna familia tenga que vivir lo mismo”.
No es un caso aislado
Los sindicatos apoyan la denuncia pública de Miguel Ángel, criticando las condiciones en el sector de la limpieza. Pidieron la modificación de los horarios y el cambio de ropa, ya que los barrenderos llevan un uniforme poco transpirable. El ayuntamiento ha respondido con un cambio de horario.
Según anunció ayer la administración, los barrenderos del turno de tarde podrán entrar a trabajar más tarde si así lo desean. Así evitarán la franja de más calor, que es donde ocurrió la tragedia el pasado viernes. Pero el de José Antonio no es un caso aislado. El mismo día murió un trabajador en una nave de Móstoles.
Según informó la UGT, el empleado de 56 años murió en una nave que alcanzaba los 64 grados de temperatura. Cuando llegaron los efectivos médicos, el hombre estaba a casi 43 grados de temperatura corporal. Además, la ola de calor de estos días se ha cobrado la vida de otras personas.