Joaquín Ferrándiz, el asesino en serie de Castellón, marcó un antes y un después en la historia criminal de nuestro país. Mató a cinco mujeres entre 1995 y 1996, violándolas y estrangulándolas hasta la muerte. Fue condenado a 69 años de cárcel, y saldrá libre el 25 de junio de 2023.
Para entonces ya habrá cumplido la pena máxima en prisión, 25 años, pero mientras tanto disfruta ya de permisos penitenciarios. Ferrándiez, que ahora tiene 59 años, pisa la calle con el amparo de una ONG. Esta organización se encarga de preparar su puesta en libertad y su reinserción en la sociedad.
Joaquín Ferrándiz es uno de los asesinos en serie más célebres de España, ya que cambió los procedimientos de la criminología. Fue la primera vez que los investigadores alejaron el foco de las víctimas para centrarse en el asesino. El trabajo del criminólogo Vicente Garrido fue clave para llegar a su detención.
El rastro de sangre de Joaquín Ferrándiz
Joaquín Ferrándiz era empleado de una empresa de seguros con una vida social activa y una de joven encantador. Sin embargo tenía un lado oscuro, y en 1989 fue condenado a 14 años de cárcel por abusos sexuales. Salió en 1995 en libertad condicional, y empezó su trágico reguero de sangre.
En noviembre de 1995 hallaron el cuerpo sin vida de Sonia Rubio, una profesora de 25 años desaparecida cuatro meses antes. Luego vendrían las muertes de Amelia Sandra, en septiembre de 1996, y de las prostitutas Mercedes, Natalia y Francisca. Todas habían sido agredidas sexualmente y asesinadas con una gran violencia.
Todas las víctimas eran rubias, de unos 25 años, y habían sido desnudadas y asesinadas de la misma forma. El rumor de la presencia de un asesino en serie de mujeres causó una gran alarma social. Ferrándiz no constaba en el registro de delincuentes sexuales, y la policía no lograba dar con el sospechoso.
Disfrutaba viéndolas morir
Durante varios meses, el asesinato de varias mujeres en la zona de Castellón desató el pánico. Fue entonces cuando la policía, desesperada, contactó con el famoso criminólogo Vicente Garrido. Este propuso por primera vez en España elaborar un perfil criminal del supuesto asesino en serie.
El criminólogo se fijó en el ritual que seguía siempre el asesino, atando las manos de las víctimas, amordazándolas, cubriéndoles la cabeza. Esto revelaba un odio inmanente hacia las mujeres. Disfrutaba viéndolas morir, y las estrangulaba para sentir que tenía el control sobre ellas mientras morían.
Su perfil criminal permitió llegar hasta Joaquín Ferrándiz, un depredador sexual que seducía a sus víctimas para subirlas al coche. Una víctima que logró escapar de sus garras permitió confirmar su identidad. La policía estrechó el cercó y le preparó una trampa para detenerlo y demostrar su culpabilidad.
Un psicópata no tiene cura
Durante todos estos años ha mantenido un comportamiento ejemplar en la cárcel, se ha mostrado colaborador y no ha causado ningún incidente. El código penal español solo permite estar en la cárcel un máximo de 25 años. Así que con el historial impoluto, su liberación se hará efectiva dentro de siete meses.
A la espera de esa fecha, ya está disfrutando de sus primeros permisos penitenciarios de la mano de una ONG. La sola idea de poder cruzarse con esta persona está causando un gran temor, sobre todo en Castellón. Máximo cuando se sabe que no ha participado en ningún programa de rehabilitación.
El criminólogo que hizo su perfil criminal, Vicente Garrido, asegura que no volverá a actuar cuando salga a la calle. Pero otros expertos y personas que estuvieron trabajando en el caso discrepan. Advierten que un psicópata no tiene cura, y que en la calle puede ser una bomba de relojería.
Uno de ellos es Tomás González, subteniente de la Guardia Civil que lideró la investigación del caso. “Este fue el primer psicópata al que me enfrenté y el peor, porque este no avisa. Su peligro es su amabilidad y su educación, no creo que haya en España uno peor que él”, afirmó el subteniente.