El pasado 28 de mayo, dos días antes de cumplir los 17 años, Isabel se tiró por la ventana en su casa de Requena (Valencia). Dos años antes le habían diagnosticado una anorexia nerviosa. Sus padres Rafael y María han denunciado a la psicóloga y a la psiquiatra que la atendieron.
Tal y como publica Levante, la familia ha presentado una querella contra las dos sanitarias por homicidio imprudente. Los padres denuncian que no se activó el protocolo antisuicidio pese a la situación límite en la que se encontraba su hija. Raquel había mostrado varias veces su intención suicida.
Tras un periplo por centros públicos y privados, consiguieron que la derivaran a un centro de referencia en un hospital de Requena. Allí la atendieron una psicóloga y una psiquiatra a las que denuncian por “su actitud de inacción y mal trato”. Creen que algo falló a la hora de evitar la muerte de Isabel.
Señalan al sistema sanitario
El pasado mes de junio, el padre y la madre de la adolescente denunciaron los hechos ante la Guardia Civil. Ahora han presentado una querella en el Juzgado de Instrucción de Requena. También han recurrido al Síndic de Greuges de la Comunidad Valenciana por la situación de abandono.
La familia ha iniciado una lucha contra la administración, presentando alegaciones contra el informe presentado por el Departamento de Salud y la Dirección General. “Me advirtieron que iba a ser duro, y lo está siendo”, dice el padre. Sin embargo, están dispuestos a llegar hasta el final.
La Consejería de Sanidad ha confirmado el inicio de una investigación judicial tras la querella presentada por la familia. Por ahora, los padres no tienen constancia de que se haya admitido a trámite la querella. Mientras, lidian con el dolor de haber perdido a su hija de forma tan trágica.
Era una joven normal y buena estudiante
“Para ti serán dos años de sufrimiento, pero para mí será un descanso eterno”. Fue lo que le dijo Isabel a su madre pocos días antes de quitarse la vida. La adolescente arrastraba dos años de periplo por hospitales y centros de salud por la anorexia y las tendencias suicidas que sufría.
Isabel era una joven normal, simpática y buena estudiante, antes de que empezaran sus problemas de ansiedad. Fue en 2019, cuando la joven tenía 14 años, pero no recibió una asistencia especializada y tuvieron que recurrir a la medicina privada. Poco después, le diagnosticaron anorexia.
Volvieron al centro de salud y la derivaron a la unidad de Salud Mental de su centro hospitalario. Inicialmente, los profesionales sanitarios se volcaron con el caso de Isabel. Pero después empezaron los problemas de desatención y mala praxis de los terapeutas que le asignaron.
Periplo por los hospitales
Sus padres son conscientes que el suicidio tiene múltiples causas, pero también señalan al sistema de Salud Mental por la mala praxis sociosanitaria. La familia recurrió a centros privados especializados en trastornos alimentarios. Pero estaban saturados y tenían largas listas de espera.
“Se hubiese podido acortar si nos hubiesen facilitado un informe de emergencia desde el hospital, pero no quisieron”, denuncian los padres. Esto, a pesar de que la situación de la adolescente era límite. Mientras iban de un centro a otro, la enfermedad iba empeorando a marchas forzadas.
Isabel dejó de comer ya que se veía gorda a pesar de que pesaba solo 40 kilos. Alternaba los períodos de no comer con los atracones y los vómitos, y empezó a autolesionarse con cortes en los brazos. Tuvo algunos intentos de suicidio con pastillas, pero siempre la acababan mandando a casa.
Ignoraron las llamadas de atención
Isabel estuvo ingresada en la Unidad de Trastornos de Conducta Alimentaria del Hospital La Fe de Valencia. Las tendencias suicidas no hicieron más que aumentar, y la muerte se convirtió en una idea obsesiva. “Decía que no quería vivir, y ya en el último mes empezó a hacer cosas que nunca había hecho”.
Isabel se aisló y se convirtió en una persona completamente desconocida para sus padres. Las señales de alerta eran evidentes, pero los profesionales que la atendieron lo achacaban a problemas de la adolescencia. “Conozco a gente que toma más medicamentos y se hinchan a pastillas y coca y no pasa nada”, les dijeron.
Cuando ya no pudo más, Isabel se tiró por la ventana con la intención de quitarse la vida. La llevaron al Hospital General de Valencia pero ya no había nada que hacer. Su último gesto de generosidad fue donar sus órganos, y ahora sus padres luchan para que nadie tenga que pasar por lo mismo.