Aiden tiene dos años y nunca podrá conocer a sus padres, de los cuales solo le quedará un vago recuerdo. Pero alguien le explicará también, cuando sea mayor, que dieron su vida por protegerlo. Irina y Kevin son dos de las siete víctimas mortales del tiroteo ocurrido ayer en Highland Park, Chicago.
Robert Crimo, un joven de 22 años, subió a una azotea y empezó a disparar a los asistentes al desfile del Día de la Independencia. Siete muertos y 46 heridos fue el balance final de lo que ya se conoce como masacre de Highland Park. Ahora se están empezando a conocer las historias de las víctimas.
Impacta especialmente la historia de Irina y Kevin McCarthy, el matrimonio de 35 y 37 años que salvaron la vida de su hijo. El precio que pagaron fue muy alto, ya que los murieron al recibir heridas de bala. Una muestra más del horror que está viviendo Estados Unidos con las armas de fuego.
Lo encontraron lleno de sangre
Irina (35) y Kevin (37) acudieron al desfile cívico del Día de la Independencia de la mano de su hijo Aiden. Diez minutos después del inicio se escuchó la ráfaga de disparos que abatió a decenas de personas que presenciaban el evento. Instintivamente, Irina y Kevin pusieron su cuerpo para proteger al menor.
Las balas que pudieron haber impactado en el cuerpo de Aiden fueron para sus padres, que murieron allí mismo. El niño fue encontrado sano y salvo después del tiroteo, “desorientado y lleno de sangre”. Pero no era su sangre, sino la de sus padres al quedar cubierto por sus cuerpos abatidos.
“A sus dos años, Aiden ha quedado en una situación inimaginable ya que tendrá que crecer sin sus padres”. Así lo explica una amiga de la familia en una campaña en GoFundMe para recaudar fondos para el pequeño. “Aiden estará cuidado por su familia y encontrará el camino para recuperarse”.
Preguntaba por sus padres
Según ha dejado escrito esta amiga de la familia, “Aiden está rodeado por una comunidad de amigos y familiares que le darán todo su amor. Encontrará la estabilidad y podrá navegar por la vida a pesar de ser huérfano. Le daremos todo lo que necesite para que crezca sano, fuerte y feliz”.
Dos de los supervivientes confirmaron que los padres de Aiden murieron intentando salvarle la vida. “Mi novio me señaló a ese niño y me dijo que le había visto debajo de su padre, que había recibido un disparo en la pierna. Trataron de cortarle la hemorragia, así que yo llevé al niño escaleras abajo hacia un garaje”.
Según este testimonio, el niño no dejaba de preguntar si su mamá y su papá volverían pronto. La policía estuvo buscando a sus padres una vez finalizado el tiroteo, y finalmente los encontraron entre las víctimas mortales. Una lista negra que suma cinco nombres más, cada uno con su historia.
Las otras víctimas
Jackie Sundheim fue identificada como una de las personas muertas en el tiroteo del Día de la Independencia. “No hay palabras para expresar el profundo dolor que sentimos por su muerte”, comunicó la sinagoga a la que estaba adscrita. La mujer era profesora de preescolar y coordinadora del centro.
En el ataque murió también Nicolás Toledo, que había viajado de México a Estados Unidos para visitar a su familia. Tenía 78 años y era aficionado a la pesca y a la pintura, además de ser una persona muy familiar. “Lo que tenía que ser un divertido día en familia ha acabado siendo una horrible pesadilla”, dijeron sus allegados.
La lista sigue con el nombre de Stephen Straus, un hombre de 88 años que había acudido solo al desfile. Cuando su hijo lo llamó por teléfono y vio que no respondía saltaron todas las alarmas. “Estaba lleno de energía, era muy activo y disfrutaba a tope de la vida”, explicó su nieto de 18 años.
Los allegados de las víctimas coinciden en señalar el lobby de las armas como culpables de todas estas muertes. El ataque se suma a una oleada de tiroteos en el país protagonizados por chavales muy jóvenes. Lo cual vuelve a poner en el centro del debate la posesión y el uso de armas de fuego.