Este 2019 ha arrancado con fenómenos meteorológicos extremos. Los más destacados son, sin duda, la ola de frío extremo en Estados Unidos y la ola de calor histórica que azota Australia desde hace muchas semanas. Dos situaciones opuestas, pero que tienen el mismo origen: el cambio climático cada vez más feroz por culpa de la contaminación de los humanos.
Concretamente, en Estados Unidos el frío es extremadamente fuerte a causa de la rotura del vórtice polar, afectando de pleno el medio oeste, el norte y noreste del país con temperaturas que han fregado los -50º y sensaciones de frío cercanas a los -60º. Se han registrado algunos récords con riesgo de congelación en tan solo 10 minutos. Unos valores que, en algunas ocasiones, eran más bajos que en Groenlandia o el Ártico.
Al menos 21 personas han muerto, se han cancelado más de 2.000 vuelos con muchos problemas de comunicación, sobre todo por carretera, y la ola de frío ha afectado a más de 230 millones de personas. Algunas imágenes muy impactantes han sido el lago Michigan congelado, ropa tendida tiesa, agua pulverizada en hielo en menos de un segundo o calles vacías en ciudades como Chicago por las alertas de frío extremo y la suspensión de servicios y actividades.
El otro extremo: el infierno de la ola de calor en Australia
En el hemisferio norte, Estados Unidos se ha congelado y los temporales duros de invierno han azotado también muchas zonas de Europa, pero en el hemisferio sur se encuentran en una situación totalmente opuesta. Australia sufre la peor ola de calor de su historia con muchas semanas insoportables y valores que han llegado a fregar los 50º.
Se han batido algunos récords, como los 46,6º del 24 de enero en la ciudad de Adelaida, al sur del país. Infraestructuras dañadas o miles de animales muertos son solo algunas de las consecuencias de una situación infernal que tiene al límite a toda la población y a todas las especies animales.
En Victoria, más de 2.000 murciélagos cayeron muertos al suelo a causa del calor, situación que también se ha vivido en Nueva Gales del Sur y Queensland. En el Territorio del Norte se han encontrado cerca de 12 caballos salvajes muertos y en Tasmania hay docenas de incendios fuera de control con casas y bosques destruidos.
El cambio climático hará más frecuentes estos fenómenos
La causa de estos fenómenos extremos la encontramos en el calentamiento global, que acelera el cambio climático, situación que empeorará a lo largo de los próximos años. Veranos más cálidos y secos e inviernos más extremadamente fríos. Esto es lo que nos espera a lo largo de este siglo a causa de una situación provocada por el hombre y que ya es irreversible. Según un estudio del Consejo Europeo de Academias de Ciencia, estos fenómenos más violentos se han multiplicado desde el año 1980:
La situación es tan crítica que requiere la implicación y colaboración de todos los países, pero todavía hay algunos mandatarios que banalizan la situación, como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ponía en cuestión el calentamiento global en plena ola de frío en su país con un mensaje muy irónico en su cuenta de Twitter.