Un grave accidente de tráfico en la carretera que une Badajoz con Olivenza dejó dos chicos jóvenes fallecidos. En el choque frontal murieron Felipe Fernández Cano, de 26 años, y Carlos Álvarez Castillo, de 36. Badajoz está de luto por la terrible muerte de estos jóvenes en trágicas circunstancias.
El accidente tuvo lugar el miércoles por la tarde en la carretera EX-107, en el kilómetro 17 entre Badajoz y Olivenza. Eran las dos y media de la tarde cuando ocurrió el impacto frontal entre un coche Renault y una furgoneta de trabajo. En el momento del siniestro tenía lugar una fuerte tormenta.
En la furgoneta viajaban el conductor fallecido y un segundo ocupante, que fue ingresado con pronóstico reservado. En el otro coche iba Felipe, que volvía a casa después de su jornada laboral en una residencia de mayores de Olivenza. Se baraja la falta de visibilidad como principal hipótesis del accidente.
Rotos de dolor por la muerte de Felipe
Felipe Fernández Cano, de 26 años y natural de Badajoz, trabajaba como fisioterapeuta en la residencia de mayores de la Santa Casa de la Misericordia, en Olivenza. Además tenía una faceta como deportista. Había jugado a fútbol en la Asociación Polideportiva Santa Isabel de Badajoz.
Sus familiares y allegados están rotos por la inesperada muerte de este joven en fatídicas circunstancias. En el club donde jugó le recuerdan como un chico “tranquilo, amable, cariñoso y muy comprometido con la actividad”. “Estamos muy mal”, ha dicho el presidente de la entidad en el periódico Hoy.
Jesús González recuerda que el padre de Felipe siempre iba a verlo a los partidos y hacían un buen tándem. También que el fallecido “formaba parte de un grupo de chavales muy buenos, muy buena gente”. Los miembros del club y los compañeros de Felipe viven ahora horas muy amargas.
Luto en la residencia de ancianos
También en la residencia donde trabajaba, donde todos se encuentran “destrozados” por el fatídico desenlace. Felipe llevaba tres meses trabajando allí como sustituto de otro de los trabajadores que estaba de baja. En poco tiempo se había ganado el cariño de los abuelos por la dulzura que tenía con ellos.
Sus compañeros de trabajo, aún conmocionados por la noticia, han recordado a Felipe como un chico educado, respetuoso y trabajador. Un joven que ponía mucho cuidado en su trabajo y que siempre tenía ganas de aprender. Aunque era un poco retraído, siempre tenía una sonrisa para los demás.
El miércoles fue el último día que fue a trabajar, ya que de vuelta a casa le sorprendió la muerte. La violencia del impacto fue tal, que las dos víctimas mortales quedaron atrapadas en el interior de los coches. Los bomberos de la diputación tuvieron que excarcelar los cuerpos de los fallecidos.
Carlos estaba a punto de ser padre
Carlos Álvarez Castillo era natural de Olivenza y regentaba varios negocios en su localidad y en Badajoz. El miércoles volvía de las instalaciones que tenía en el polígono El Nevero de la capital pacense. Un recorrido opuesto al de Felipe, con quien se topó en el punto fatídico del accidente mortal.
Carlos iba con la furgoneta de su empresa, Plásticos Álvarez, cuando tuvo el accidente. Su faceta de empresario le hizo muy conocido en la zona y su muerte ha causado una gran estupefacción. La desgracia es aún mayor, ya que era padre de un niño de dos años y su pareja está embarazada.
Olivenza está de luto por la muerte de su vecino Carlos, y el ayuntamiento suspendió todos los actos oficiales al conocer la noticia. El propio alcalde, Manuel Andrade, quedó muy tocado por la desgracia ocurrida. La carretera donde murieron los dos jóvenes es un punto negro con muchos accidentes.
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