Un avión privado que despegó ayer por la tarde desde Jerez de la Frontera (Cádiz) ha protagonizado un trágico accidente aéreo. La aeronave se estrelló en el mar Báltico antes de las ocho de la tarde. En el interior viajaban cuatro miembros de una misma familia, entre ellos el piloto.
El avión era un Cessna 551 que despegó sobre las cuatro de la tarde en el aeropuerto de Jerez, Cádiz. El piloto se comunicó con el centro de control sobre las cinco, cuando estaban sobrevolando Toledo. La comunicación no era clara y apenas se entendía el mensaje, pero al parecer tenían problemas.
El avión tenía que aterrizar en Colonia, Alemania, pero siguió su vuelo hasta que se perdió su rastro. Su vuelo continuó hasta Letonia, donde perdió altura con gran rapidez y se estrelló. Los fallecidos son el dueño de la empresa Quick Air, K.P. Grisemann, su mujer, su hija y un hombre.
Una familia y sus perros
En el avión accidentado viajaban la familia Grisemann y sus dos perros, y era el padre de familia quien pilotaba la nave. La familia tiene una residencia en Zahara de los Atunes, provincia de Cádiz. Por eso era habitual que realizara el trayecto entre los aeropuertos de Jerez y Colonia.
Ayer, poco después de despegar, empezaron los problemas y no pudieron comunicarse con claridad. Parecía que tenían problemas de presurización, así que se activó el protocolo de la OTAN. Unos aviones militares partieron desde Torrejón de Ardoz para asistir al avión que presentaba problemas.
Intentaron comunicarse con la nave pero sin éxito, y comprobaron que avanzaba en línea recta a la velocidad debida. Escoltaron el avión hasta Burdeos, Francia, y dos cazas franceses siguieron con la escolta. Tampoco consiguieron contactar con el piloto, y además había algo inquietante.
Perdió altura hasta estrellarse
Según informa la compañía gestora del vuelo, desde los cazas militares no vieron a nadie en la cabina. Esto podría indicar que los ocupantes ya estaban inconscientes, o incluso fallecidos. En algún punto de la navegación aérea en Francia, la nave pudo realizar alguna maniobra extraña.
Según el periódico sueco Aftonbladet, el vuelo tenía previsto aterrizar en la ciudad alemana de Colonia. Cazas alemanes y daneses también se pusieron a la altura de la cabina del avión pero no vieron a nadie. De pronto se perdió su rastro, y la nave continuó volando hasta Letonia.
Allí, en las costas de Letonia, perdió altura con gran rapidez hasta estrellarse en aguas del Báltico. Así lo muestran las páginas web de navegación aérea, con el seguimiento de la trayectoria hasta su caída. Poco después de las ocho de la tarde, comunicaron oficialmente la tragedia.
Así confirmaron la tragedia
“Lamentablemente, tenemos que confirmar que a primera hora de la tarde una avioneta procedente de España se estrelló en el Mar Báltico, frente a Letonia”. Así rezaba el comunicado de las Fuerzas Aéreas alemanas. Las autoridades confirmaron la muerte de los cuatro ocupantes.
En el lugar del accidente se veía una gran mancha de aceite en el agua, y todo hacía pensar que no había supervivientes. Los cuatro fallecidos son miembros de una misma familia de nacionalidad alemana. El avión accidentado es un aparato de diez plazas con más de 40 años de antigüedad.
Según los expertos, es muy probables que los ocupantes quedaran inconscientes en pleno vuelo por la falta de oxígeno en la cabina. Se ha procedido a la operación de rescate de los cuerpos de los fallecidos. Se trata de uno de los peores accidentes aéreos en Europa en los últimos años.