Triste final para la historia de Miriam Visintín. La joven, de 26 años, sufrió un grave accidente de tráfico cuando conducía por Mussolente, un municipio ubicado en el norte de Italia.
El trágico suceso tuvo lugar la Nochebuena de 1991, día en el que Miriam Visintín perdió el conocimiento y nunca más despertó. Ahora, tras 31 años en coma, ha fallecido a los 57 años.
Miriam Visintín fallece tras 31 años en coma
Miriam Visintín, a lo largo de este tiempo, se ha ido tratando en distintos centros. La mujer estuvo un tiempo viviendo en una residencia y, posteriormente, fue trasladada al instituto Casa Sturm, donde ha estado hospitalizada los últimos años.
Aunque, finalmente, ha acabado falleciendo en el hospital de San Bassiano. En este centro hospitalario ingresó hace apenas dos meses por un derrame pleural y, recientemente, había sufrido dos paros cardíacos. El último de ellos fue el causante de su fallecimiento.
El duro accidente que le cambió la vida a Miriam Visintín
Fue la Nochebuena de 1991 cuando la vida de Miriam Visintín dio un giro de 180 grados. La joven estaba yendo al trabajo cuando, de repente, perdió el control de su coche tras pasar por una superficie congelada.
Su vehículo acabó chocando contra un poste y, a raíz del impacto, ella quedó atrapada entre las chapas y entró en coma. Un coma que duró hasta 31 años, a pesar de que los médicos no tuvieron esperanzas ni de que sobreviviera a la primera noche tras el siniestro.
Siempre acompañada por su marido, Angelo Farina
Angelo Farina, marido de Miriam Visintín, nunca le ha soltado la mano. A lo largo de todos estos años, Farina ha visitado a su mujer cada día —e incluso varias veces al día— porque no quería que estuviera sola.
“Cuando me casé con ella, juré estar a su lado en las buenas y en las malas”, declaró en La Repubblica, un medio de comunicación italiano.
Los médicos le decían al marido de Miriam Visintín que ella no tenía actividad cerebral. Sin embargo, él relata que notaba cómo su cara cambiaba cuando él entraba por la puerta de la habitación. Y no solo eso, sino que alguna vez Miriam había llorado estando él presente.
Nunca la ha dejado sola, excepto cuando la pandemia se interpuso en su camino. A pesar de la desgracia, tiene claro que ha pasado lo que tenía que pasar. “Sé que Miriam, finalmente, ha dejado de sufrir”, relata.
“El destino fue cruel con ella, demasiado cruel. No se lo merecía”, señala. Aunque, por suerte, no ha sido el único que no le ha soltado la mano a Miriam. “Quiero dar las gracias especialmente a las hermanas de Miriam, Rosanna y Carmen, a sus cuñados y a su madre María, que tanto han hecho a lo largo de los años”, agradece el marido.
“Me alegro por ella, por fin está arriba, en paz y en el paraíso. Creo que ha sufrido mucho durante estos años. Solo llevábamos un año y medio casados cuando ocurrió la tragedia. Éramos jóvenes y teníamos muchos planes, le gustaban mucho los niños. El destino fue cruel con ella, demasiado cruel. No se lo merecía. Sigo diciéndolo y seguiré diciéndolo en el futuro”, declara Angelo Farina.