Consuelo Rodríguez entregó a su hijo Gabriel, de 5 años, para que estuviera con su padre el fin de semana como estaba acordado. Lo siguiente que recibió fue un macabro mensaje de Whatsapp con una foto de su hijo muerto. Le decía la hora de la muerte, la forma del asesinato y por qué lo había hecho.
El asesinato del pequeño Gabriel Esteban a manos de su padre ha causado una profunda conmoción en su país, Colombia. La policía ha detenido el padre, Gabriel Rodríguez, por el asesinato de su hijo. El hombre confesó haberlo matado como venganza a su mujer por haberse separado.
La muerte de Gabriel ha levantado una oleada de rabia e indignación en su país y ha captado la atención de la prensa internacional. Se trata de un nuevo caso de violencia vicaria, como una forma más de violencia de género. En España hay ejemplos como el de Tomás Gimeno, Anna y Olivia.
Una venganza planeada fríamente
Consuelo y Gabriel están separados y tenían un hijo de cinco años en común, llamado Gabriel. Un juez había dado la custodia a la madre, y había establecido un régimen de visitas para el padre. El niño pasaba los fines de semana con su progenitor, pero esta vez planeó una fría venganza.
El pasado sábado por la tarde, el padre recogió al niño para pasar juntos el fin de semana. Pidió a su mujer ir al baño, donde dejó una tarjeta USB con los planes para asesinar al hijo que tenían en común. Luego llevó al niño a una reunión familiar, y empezó a dejar pistas sobre lo que planeaba hacer.
Llamó a su hermana para decirle que no volvería y le dio instrucciones sobre qué hacer con sus pertenencias. Después llamó a su exmujer para informarle sobre la existencia de un USB en el baño. La madre descubrió horrorizada el vídeo en el que el hombre confesaba que iba a asesinar al menor.
Hallado muerto en un hotel
“Me pidió a través de un mensaje de Whatsapp que buscara una tarjeta USB que había dejado en un muro del baño. En ella había un vídeo en el que me confirmaba que iba a asesinar a mi hijo y después se iba a matar él. Así relata Consuelo los momentos que precedieron a la tragedia.
Consuelo lo puso en conocimiento de la policía y se puso en marcha una búsqueda por Tocancipá, un pueblo al norte de Bogotá. La imagen sonriente del niño empezó a circular por las calles y las redes sociales. Poco después llegó la peor de las noticias, con una llamada desde un hotel.
Habría encontrado el cuerpo sin vida de Gabriel en un hotel de Melgar, un pueblo a tres horas de la capital. Según Fabián, dueño del hotel, Gabriel llegó con su hijo sobre las 10:30 horas de la noche del domingo. No vieron nada raro ya que “el niño iba contento porque lo traía engañado”.
Gabriel entregó la documentación, hicieron el registro y le asignaron una habitación como marca el procedimiento habitual. Al día siguiente salió tranquilamente y muy sereno, saludando al recepcionista. “Voy a por el desayuno, ya vengo”, dijo el asesino, pero ya no volvió nunca más.
El macabro hallazgo
Consuelo recibió un mensaje de Whatsapp con la foto de su hijo muerto y la explicación de lo que había sucedido. El padre asesino confesaba haberlo matado por asfixia mecánica, como venganza por la separación de su mujer. En la foto se veía el logo del hotel que permitió localizar el cadáver.
En el macabro mensaje, Gabriel le decía a su exmujer que había matado a su hijo y que ya podía seguir su vida al lado de su nueva pareja. Se habían separado hace cinco meses, y durante todo este tiempo planeó el crimen de su hijo. El menor fue hallado envuelto en una manta, sin vida, en la habitación del hotel.
Tras el asesinato se montó un amplio dispositivo para encontrar y detener al asesino del pequeño Gabriel. La policía interceptó al progenitor en un medio de transporte municipal mientras se dirigía a Cali. El hombre de 50 años ha quedado detenido como autor confeso del asesinato de su hijo.