El 26 de febrero de 2020, un hombre le descerrajó un tiro en la sien a Esther mientras esta andaba por la calle en Ciudad Lineal (Madrid). Los investigadores de la policía pronto dieron con el sospechoso. Era Antonio, un cliente asiduo al club de alterne donde trabajaba Esther que se había obsesionado con ella.
Dos años después, Antonio se enfrenta a 26 años de cárcel en el juicio que arranca el lunes en la Audiencia Provincial de Madrid. La acusación particular pide cuatro años más por reincidencia. El hombre fue condenado en 2009 por homicidio en grado de tentativa y con agravante de violencia de género.
Fue el propio Antonio quien, al verse acorralado, acudió a la comisaría y se presentó como “el hombre que estáis buscando”. Pero luego cambió su versión y ahora sostiene que es inocente. La defensa pide su absolución, a pesar de que una cámara de seguridad lo grabó todo.
Mensajes insistentes en Facebook
Esther Escobar Ríos tenía 40 años y había venido a España desde Paraguay para ganarse la vida. En su país dejó a sus cuatro hijos, con los que soñaba poder volver a abrazar muy pronto. Para salir adelante y reencontrarse lo antes posible con ellos, ejercía la prostitución en un local de alterne.
Allí conoció a Antonio Leal, un cliente con el que mantenía relaciones sexuales de manera habitual y que se encrapichó rápidamente de ella. El hombre solía enviarle piropos a través de comentarios en el Facebook. Mensajes que llamaron poderosamente la atención de la policía durante la investigación.
“Una gran madre, una buena amiga y una gran persona. El gran sacrificio que estás haciendo por tus hijas, trabajando duro alejada de ellas, Dios te lo recompensará. En breve será muy feliz junto a ellas”, escribía Antonio en una de las imágenes subidas por la víctima en la red social.
“Tan guapas como la madre” publicó en otro fotografía en la que aparecía Esther junto a sus hijas. Las alabanzas seguían al estilo de “la mejor madre del mundo y la mejor persona también”. Aquellos mensajes demostraban la obsesión de él por ella y fueron la clave para cazar al presunto asesino.
La mató en plena calle por decirle que no
Pasaban 10 minutos de las 19:00 horas del 26 de febrero de 2020 cuando Esther Escobar Ríos se dirigía a su domicilio. En la calle Virgen de los Reyes del distrito de Ciudad Lineal, la víctima se topó con un hombre. Las cámaras de seguridad registraron el momento, en el que se aprecia un forcejeó.
Instantes después, el hombre se le acercó por la espalda y le descerrajó un tiro en la sien. La policía no tardó en identificar al hombre como Antonio Leal, el mismo que llevaba tiempo agobiando a la mujer por redes sociales. Además, tenía antecedentes penales por violencia de género.
Según las conclusiones de la investigación, víctima y verdugo entablaron una relación de amistad en junio de 2019. En febrero de 2020, probablemente agobiada por la insistencia de él, decidió cortar todo tipo de vínculo. Este fue el detonante para que Antonio urdiera un plan con el fin de vengarse.
El día de los hechos, Antonio quedó con Esther a las 12:30 horas para pasar el día juntos. A las 19:10 la acompañó hasta su casa en la calle Virgen de los Reyes, donde tras un forcejeo le disparó en la cabeza. Luego fue hasta su domicilio y cogió ropa y útiles de aseo para fugarse fuera de Madrid.
Confesó, y luego lo negó todo
Durante cuatro días pasó por varias localidades como Guadalajara, Villajoyosa y Albacete. Fue en esta última donde decidió entregarse a la policía. “Quiero entregarme, he matado a una mujer, he matado a Esther Escobar y me están buscando en Madrid, estaba harto de que se fuera con otros”.
En su ropa había restos de pólvora y las cámaras de seguridad dejaban claro que aquel hombre era Antonio. Sin embargo, durante su declaración cambió la versión de los hechos y negó ser el autor del crimen. Es lo mismo que sostiene ahora, a las puertas del juicio que debe resolver su futuro.
La defensa ha pedido la nulidad de las grabaciones obtenidas de la cámara de seguridad en el lugar del crimen. Lo considera “una prueba inválida” porque graba la vía pública. “Esto infringe la normativa de protección de datos como la normativa en materia de seguridad privada y seguridad ciudadana”, apelan.
En la última publicación de Facebook, la madrugada del día del crimen, Antonio aparece haciendo virguerías a lomos de una motocicleta. Se presentaba en la red social como divorciado, y esgrimiendo el lema “Carpe Diem”. Ahora se sienta en el banquillo de los acusados por el crimen de Esther.