Existen historias de amor que verdaderamente son para toda una vida. Cándida y José, o Pepe, eran una pareja de ancianos que habitaban juntos en una residencia para personas mayores.
Ambos estaban ingresados en una residencia de Asturias, la residencia Ovida. Está situada en Montecerrao, un barrio perteneciente a Oviedo.
La pareja de ancianos falleció recientemente el pasado domingo, con una diferencia de un total de 45 minutos. Permanecieron unidos hasta su final.
La pareja falleció separada, pero casi al mismo tiempo
Hace cuestión de una semana la salud de ambos comenzó a empeorar. Ingresaron al hombre en el Hospital Universitario de Asturias (HUCA) el viernes de la semana pasada, debido a su estado.
En la residencia para ancianos, fue el pasado domingo cuando la mujer falleció a los 89 tras llevar unos días con un delicado estado de salud. Murió a las 13:30.
Posteriormente, tan solo tres cuartos de hora más tarde, se apagaba también la vida de su marido, de 86 años. El hombre falleció allí mismo en el hospital. Tras 52 años de matrimonio y sin hijos a su cargo, la pareja murió con escasos minutos de diferencia.
Cándida Cuervo González nació en Sograndio, un municipio de Oviedo. A 18 kilómetros de distancia, en la localidad de Villapérez, nació el que sería el amor de su vida, José Antonio García Llana. José se dedicaba al mundo de la mecánica, mientras que Cándida se encargaba de los cuidados del hogar.
Ambos se conocieron y se terminaron enamorando. Tras casarse decidieron instalarse en la calle Puerto Pontón del barrio Teatinos, un barrio también de Oviedo.
El matrimonio era muy querido por todos en la localidad. La pareja nunca llegó a tener hijos, pero gran parte del vecindario consideraba a Cándida y a José como a unos padres.
Cándida y José se sentían muy apegados a su tierra. Por un lado, el hombre estaba a cargo de su propio taller mecánico, por lo que le consumía mucho tiempo. Por otro lado, una vez que estuvieron jubilados, el matrimonio no llegó a realizar apenas viajes con el Imserso.
Lo que sí era muy común era verlos a ambos juntos haciendo trayectos con el coche. Yendo José al volante del vehículo, con su mujer Cándida como su copiloto inseparable.
"Fue una curiosa y hasta romántica casualidad"
El pasado lunes los familiares y personas más cercanas al matrimonio pudieron despedirse de ambos por una última vez. Debido al delicado estado de salud que presentaba tanto José como Cándida, la familia ya empezaba a mentalizarse del duro desenlace. Sin embargo, nadie se pensó que el fallecimiento de los dos sería casi al mismo tiempo.
Las últimas personas en acercarse a despedirse del matrimonio fueron los trabajadores y los enfermeros de la residencia Montecerrao. José llevaba un tiempo ya ingresado en la residencia.
Debido a su deterioro cognitivo, necesitaba que alguien estuviera por él en todo momento y le brindara atención especializada. Por su parte, Cándida ingresó en la residencia el pasado 2 de enero, cuando su salud comenzaba a estar bastante débil.
La sobrina del matrimonio contó la conversación que mantuvieron con el centro para comunicar la muerte de José. “Lo primero que nos preguntaron era si había sido un accidente, pero en realidad fue una curiosa y hasta romántica casualidad”, declaraba.
La ceremonia del funeral de la pareja de ancianos se ha llevado a cabo en la iglesia de San Esteban de Sograndio. Exactamente el mismo sitio en el que, años atrás, en el 1970, oficiaron su boda para unir su amor para siempre.
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