Anna, una joven de 21 años, es la víctima número 30 de la violencia de género en España este 2022. Fue hallada muerta el miércoles en el piso de su novio en Campdevànol (Girona), con signos de muerte violenta. A primera vista parecía que podría haber sido maltratada durante varios días.
Los resultados preliminares de la autopsia han confirmado las sospechas y arrojan detalles inquietantes. Según el informe, la víctima sufrió “una muerte lenta y dolorosa” y fué sometida a torturas y una agresión sexual. El autor habría sido Alberto, la pareja sentimental de Anna.
El hombre, de 36 años y con antecedentes por violencia de género, ya se encuentra en prisión provisional, comunicada y sin fianza. Está acusado de asesinato, agresión sexual y maltrato habitual, mientras la policía sigue investigando. Detrás de este macabro suceso se encierra una dura historia.
Infierno de maltrato y adicciones
Anna, de 21 años y vecina de Ripoll, ha sido asesinada por su pareja, Alberto, de 36 años y vecino de Campdevànol. Según reveló su entorno, la chica no acabó sus estudios y no acababa de encontrar su lugar. Pero no cayó en las drogas hasta hace un año, cuando conoció a su actual pareja.
Alberto tenía antecedentes por violencia de género con otras parejas, incumplimiento de condena y tráfico de drogas. A su lado, Anna inició un infierno de maltrato y adicciones y justo ahora empezaba a ver la luz. Esta misma semana tenía la primera cita en un centro de desintoxicación.
El sábado 17 de septiembre fue vista por última vez en las fiestas del pueblo, visiblemente drogada. Estuvo días sin aparecer hasta que el miércoles 21 de septiembre la encontraron muerta en la cama en el piso de su novio. Este argumentó que se había caído de la bici y le había dado un calmante.
Una muerte lenta y atroz
Los agentes vieron muchas contradicciones en la versión del novio y lo detuvieron como presunto autor de la muerte. Las lesiones y heridas que presentaba la víctima no parecían fruto de una simple caída con la bici. La autopsia ha revelado que, efectivamente, Anna murió de manera violenta.
El cuerpo presentaba más de 60 lesiones, entre las cuales había incisiones, contusiones y traumatismos. El informe revela que algunas de las heridas eran de días anteriores, y tenía dientes rotos y cicatrices de quemaduras por todo el cuerpo. No murió por asfixia pero si tenía marcas de presión en el cuello.
La conclusión es que la víctima murió de una forma lenta y dolorosa, probablemente horas antes de que el homicida llamara a emergencias. Además, fue víctima de una agresión sexual con un objeto cortante. La agresión le provocó cortes de profundidad en el interior de la vagina.
Ciegamente enamorada de él
La autopsia confirmaría la principal hipótesis de la policía, según la cual la víctima fue sometida a malos tratos continuados durante días. Probablemente desde el fin de semana, cuando fue vista por última vez. Las torturas acabaron con la vida de la joven, y horas después el asesino llamó a emergencia.
El entorno de la víctima confirmó que la joven era objeto de malos tratos por parte de su novio de forma habitual. Lo habían visto cogiéndola del brazo y metiéndola en el coche de forma violenta. Al parecer, ella estaba ciegamente obsesionada con él y siempre lo acababa perdonando.
Alberto ha ingresado en la cárcel de manera provisional y está acusado de asesinato con alevosía, agresión sexual con introducción vaginal violenta de objeto cortante y maltrato habitual. Se enfrenta a la pena de prisión permanente revisable. En Ripoll siguen llorando el triste final de Anna.