El pasado 1 de enero se cumplieron cuatro años de la desaparición de Alejandro Jiménez Marín. Sucedió en Orihuela Costa, Alicante. Desde entonces, nada se ha sabido sobre su paradero.
Alejandro, o Henry como solían llamarlo, desapareció por aquel entonces con 20 años. Su hermano Andrés, de 29, fue la persona que dio la voz de alarma cuando no lo encontraban. Según explica, comenzó la búsqueda de su hermano al día siguiente de su desaparición.
Seguida de la denuncia que interpuso Andrés, comenzó la investigación por parte de la Guardia Civil de Pilar de la Horadada. Los agentes recogieron los testimonios de las últimas personas que vieron con vida a Henry. El joven trabajaba como camarero en un restaurante libanés.
Lo que se sabe sobre lo que le ocurrió a Henry
Entre estas personas que tuvieron que testificar se encontraba también su compañero de piso. Este chico sería el supuesto autor de una agresión hacia Henry, ocasionada durante la velada de Nochevieja en su casa. Se juntaron en el piso acompañados de otros amigos.
Según testigos que estuvieron junto a él en la celebración, Henry se encontraba bajo los efectos del LSD y del alcohol. Además, explicaron que Henry recibió “puñetazos por detrás y en la cara que sonaban como a petardos”.
Tras esta situación, el joven se marchó de su casa y salió a la calle. Allí se reunió con otros amigos y se sentaron. Realizaron un vídeo y Henry aparece en él pidiendo ayuda a su madre.
En la grabación se veía cómo el chico explicaba que no se sentía bien a causa de lo que había consumido. “No sabemos si también por los golpes recibidos”, comentaba su hermano.
Andrés recibió esa noche un audio de su hermano. En él le deseaba feliz Año Nuevo, le expresaba lo mucho que le quería y decía “por los más que nos quedan”.
Este mensaje significa para Andrés que su hermano no quiso desaparecer de forma voluntaria. “Sé que nunca hubiera dejado a la familia así”, explicaba el hermano. Ambos estaban muy unidos, incluso estuvieron conviviendo durante seis años en Colombia después de que su madre se marchara a España.
La familia está muy descontenta con la labor de las autoridades. Andrés confiesa que piensa que a la Guardia Civil le viene grande el caso y que “les falta predisposición”. Considera que no actuaron bien desde el principio.
Ejemplo de esto es la declaración de los testigos. Andrés explica que los agentes dejaron a las personas reunirse al acabar cada uno de sus turnos. “Salía uno de declarar y se juntaba con el resto para que el siguiente dijera la misma versión”, acusaba.
El compañero de piso, la principal sospecha de la madre
Henry fue a vivir con su compañero de piso, un islandés, por solidaridad. El islandés vivía junto a tres amigos, pero un día uno de ellos murió por sobredosis en el piso. El otro decidió volver a su país y el islandés se quedó solo.
Henry decidió ayudarlo e irse a vivir con él. Posteriormente se supo que el compañero no murió de muerte súbita, sino que fue violenta porque presentaba moratones y agresiones.
Sin embargo, tiempo después Henry decidió volver a vivir con su madre. Durante una conversación con ella el 28 de diciembre le dijo: “es muy peleón. No es buena persona… Yo ya le voy a decir que me vengo a vivir aquí contigo".
La noche de fin de año cuando se produjo la agresión, según los amigos, Henry comentó que iba a denunciar ‘algo’. Después de los golpes y del vídeo, lo que se sabe sobre lo que le pasó al joven es un misterio.
El islandés confesó haber pegado al chico, pero explicó que este salió huyendo. Sin embargo, ninguna cámara de la zona captó a Henry ni caminando ni pidiendo ayuda. A los días posteriores de la agresión, el compañero de piso regresó a su país.
Lo que pasó aquella noche continúa siendo un misterio. La familia del joven, a su vez, pide que no se abandone el caso. Tan solo quieren encontrar a su hijo para que pueda descansar en paz.
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