Alberto L.H., abogado y profesor de 36 años, mató de forma despiadada a su novia Cristina, empresaria de 30 años, el 3 de diciembre de 2021 en Valencia. El periódico Levante ha sacado a la luz los primeros avances de la fase de instrucción. Así hemos conocido las primeras palabras del asesino de Cristina.
Los forenses le describen como una persona “manipuladora, con falta de empatía y afecto hacia los demás”. Aseguran que no muestra arrepentimiento por los hechos cometidos y tiene “escasa respuesta emocional” respecto de la víctima. Las declaraciones del acusado son más que elocuentes.
Alberto asegura de forma tajante que no es un crimen machista y que no es un maltratador. “Me he cargado a la mujer de mi vida, la he respetado, la violencia de género me parece mal”, afirmó ante la juez. La investigación deja al descubierto los detalles del macabro crimen de Cristina.
El perfil del asesino
Alberto, abogado y profesor de la Universidad de Valencia, mató a su novia Cristina la noche del 2 al 3 de diciembre de 2021. Ella era una brillante empresaria inmobiliaria con dos grados, tres másteres y cuatro idiomas. Él un controlador obsesivo con penuria económica y una gran frustración.
Según la investigación, Alberto no sufre ningún trastorno mental ni consumió drogas o alcohol el día de los hechos. No solo cumple con todos los rasgos del maltratador, sino también con los del psicópata. Frialdad emocional, conducta antisocial y egoísmo son los trazos de su personalidad.
Todo eso se resume en el informe de la investigación que ha sacado a la luz el periódico Levante. Inicialmente se mostró colaborador con los forenses, pero después intentó engañar y manipular. Achaca el crimen no a la motivación de género sino a su estado depresivo.
Problemas de eyaculación
“He tenido episodios depresivos previos a lo largo de mi vida, y unos días antes tuve una crisis tremenda”, relató a los psiquiatras. “Esas ideas se estaban fraguando en mi cabeza”, afirma, “es una espiral psicológica y ella era mi alivio”. Pretende condicionar todos sus actos a esa depresión.
Alberto describió el asesinato de Cristina sin atisbo de culpabilidad o arrepentimiento, y con todo tipo de detalles. Asegura que la chica “llegó con vino y queso para la cena” y que estuvieron viendo la serie The Office. Después mantuvieron relaciones sexuales, pero algo no acabó de ir bien.
Alberto tenía problemas de eyaculación retrasada, pero estaba yendo a un sexólogo y estaba mejorando. Cuando ella llegaba al orgasmo, él se giraba dándole la espalda y terminaba masturbándose. “Ella era perfecta, yo no”, declaró él dejando al descubierto su evidente complejo de inferioridad.
La atacó mientras dormía
Tras mantener relaciones sexuales de forma accidentada, Cristina se puso a dormir. Él aprovechó para golpearle la cabeza con una piedra que le provocó fracturas letales en la cabeza. Acto seguido la cosió a puñaladas con tres cuchillos diferentes y unas tijeras, y luego la asfixió con el cinturón del albornoz.
“Ojalá hubiera sido suficiente con la piedra”, afirmó el acusado durante las entrevistas con las psiquiatras forenses. Dice que la mató porque tenía miedo a perderla ya que estaba seguro de que la iba a perder. “Yo sabía que ella era mejor que yo”, reitera atormentado por su complejo de inferioridad.
Alberto abandonó la carrera de Ingeniería y tampoco logró acabar la de Derecho. Le echaron de tres bufetes de abogados por su bajo rendimiento, y si trabajaba en la universidad era gracias a su hermano. “Siempre ha querido seguir la estela de su hermano mayor, sintiéndose frustrado cuando no lo ha conseguido”, dice el informe.
Fue un crimen machista
La jueza de instrucción ha intentado determinar si fue un crimen machista, más allá de que víctima y agresor fueran novios. La conclusión es que Alberto tenía conductas propias de un maltratador, como el control y los celos. Estas conductas habrían motivado el crimen que acabó con la vida de Cristina.
La jueza ha elaborado las conclusiones a partir de las dos entrevistas del imputado con las forenses el 14 de febrero y el 1 de abril. También ha tenido en cuenta el atestado de la Policía Nacional, los informes médicos y la documentación del centro penitenciario. Todo ello no deja lugar a dudas.
Cristina y Alberto tenían una relación sentimental pero no convivían juntos, y eso generaba mucha inseguridad en él. Él quería dar un paso más para formalizar la relación, pero ella tenía dudas. Esa noche Alberto tomó la decisión de matarla, aunque sigue negando que fuera un crimen machista.