Hace unas semanas nos hacíamos eco del enorme y duradero agujero de ozono sin precedentes en el Ártico, un fenómeno que desconcertó a toda la comunidad científica. Ahora, bastantes días después, el hoyo se está cerrando, y lo hace por un motivo aún más extraño y prácticamente contradictorio: la ola de calor que vive la zona ártica esta semana.
Así lo constata la información extraída por el Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de la red europea Copernicus, que destaca que el agujero no se repetirá de momento, aunque el vórtice polar se puede reforzar los próximos días. El ‘calorazo’ que azota el Ártico estos días, con más de 20º por encima de los valores normales, está detrás de este fenómeno, y nada tiene que ver con la reducción de la contaminación en todo el mundo gracias al confinamiento por la pandemia del coronavirus.
El porqué de del enorme agujero
Según los expertos, este agujero monumental y sin precedentes se formó a partir de la destrucción de ozono por culpa de las gélidas temperaturas registradas este invierno en el vórtice polar. Por tanto, se trató de un fenómeno totalmente natural, al margen de la gran contaminación emitida por el hombre y que afecta también a la capa de ozono.
Los satélites europeos detectaron a principios de marzo el gran e histórico agujero de la capa de ozono en el Ártico. Durante ese periodo, se calcula que la estratosfera perdió un 30% del ozono en la vertical del Polo Norte.