El domingo del 21 de noviembre de 1999 será una fecha muy recordada en la Ciudad condal y para muchos habitantes de ella. Una gran nevada empezó sobre las 9 de la mañana en la parte alta de Barcelona (Collserola) y fue atravesando la ciudad de noroeste a sureste.
Fue una nevada local pero muy intensa, la más intensa en 375 años de datos y se vio nevar hasta las mismas playas. Cerca del aeropuerto de Barcelona se llegaron a acumular hasta 10 centímetros. No hay precedentes de una nevada igual en un mes de noviembre en la capital catalana.
Clímax de la nevada
Entre las 10 y las 12 de la mañana fue cuando se produjo la intensidad máxima de la nevada. La ciudad fue cubierta por una capa de nieve que cuajó hasta en las playas de Barcelona. Se llegaron a acumular hasta casi 10 centímetros en la autovía de Castelldefels, cerca del aeropuerto de Barcelona y 5 centímetros en todo el ensanche de la ciudad condal e incluso las zonas más bajas llegaron a ver la nieve cuajar como en la playa de la ‘Nova Icària’ donde se acumularon 2 centímetros.
Situación meteorológica excepcional
Una bolsa de aire muy frío procedente de centro Europa entró por el Pirineo. Aparentemente, era una masa de aire muy seca ya que procedía del continente europeo sin pasar por ningún mar ni océano, pero sonó la campana. Gracias a la entrada de un cierzo muy frío en el valle del Ebro junto con la tramontana en el Ampurdán se creó un flujo de vientos de levante, más húmedos, en la costa central catalana.
Este viento de levante combinado con el aire frío que había en las capas altas de la atmósfera acabó generando una nevada local en el Área Metropolitana de Barcelona. Fue una nevada mágica, en el sentido de que las probabilidades de que se produjera precipitación eran muy bajas. Imagínense si fue mágica que en muchos puntos del prelitoral u otros puntos del litoral del norte del Área Metropolitana de Barcelona ni se enteraron y hacia sol.
Los meteorólogos sorprendidos por la excepcionalidad del fenómeno
El Servicio Meteorológico Catalán (Meteocat), explicó que les sorprendió la intensidad de la nevada así como la acumulación por tratarse de un mes de noviembre. De hecho, no hay constancia de ninguna nevada más en la ciudad de Barcelona que haya cuajado a lo largo de un mes de noviembre en 375 años que se tiene constancia. Fue una nevada totalmente excepcional.