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Puesta de sol en la ciudad de Alejandría, en Egipto, con el Mar Mediterráneo iluminado

Pescan en Noruega un extraño pez con aspecto de dinosaurio

Un joven experto pescador capturó el animal tras media hora de forcejear con él, porque como relata en una entrevista, lo pescó a una profundidad de 800 metros ya que buscaba peces muy profundos

El joven noruego Oscar Lundahl, de 19 años, puede presumir de capturar con sus manos un extraño pez con un aspecto prehistórico, que vive en las profundidades del mar del Norte, y que rara vez sube hasta la superficie. Es un experto pescador y conoce muchas especies marinas en su área de pesca, pero el pez con aspecto de dinosaurio que pescó recientemente no lo había visto nunca.

El extraordinario ser mordió el anzuelo del joven Lundahl cuando el chico buscaba fletán, una especie del Atlántico que puede habitar en aguas tan profundas como a 2.000 metros bajo el nivel del mar, en la costa de la isla de Andoya. Tal como explicaba en una entrevista a un periódico local, se sorprendió de capturar «un extraño pez de cabeza protuberante con enormes ojos, cuerpo pequeño y una cola puntiaguda» tras un laborioso esfuerzo.

Pescó una quimera a 800 metros de profundidad, después de media hora intentándolo

El joven iba preparado para pescar fletán a gran profundidad y encontró un trofeo poco atractivo, pero más raro. «Me llevó unos 30 minutos sacarlo del agua porque estaba 800 metros de profundidad», dijo el joven. «Fue bastante sorprendente. Nunca había visto algo así antes. Simplemente se veía raro, un poco como un dinosaurio», describió.

Uno de los acompañantes que le ayudaron a sacarlo del agua identificó el pez. Se trata de una quimera, una especie que es pariente lejano de los tiburones y toma el nombre de un animal mitológico griego de larga cola. Según explica el medio local, este ser vive en las profundidades y casi nunca se le puede atrapar; su cola parecida a la de las ratas le da el sobrenombre de ‘ratfish’ (pez rata). 

Según explica el joven noruego, el pez no soportó el cambio de presión y murió. Para no desperdiciarlo se lo llevó a casa y se arriesgó a cocinarlo. Comentó su impresión tras comérselo: «A pesar de su aspecto feo, era realmente sabroso». Desde entonces puede presumir de haberse comido un pez dinosaurio.